Si pensamos en Suiza, nos vienen a la mente estabilidad, orden y oportunidades. Cada vez son más los españoles que ponen rumbo allí en busca de un hogar que les permita vivir de manera diferente y un estilo de vida opuesto al que conocen en España. “Me encanta la vida rutinaria que hay aquí; la paz y la tranquilidad que se respiran te invitan a ser organizada en todos los ámbitos, y eso se refleja también en tener la cabeza en orden”, cuenta Raquel Salamanca, una joven barcelonesa de 24 años que se mudó a Suiza para empezar de nuevo y en la actualidad se dedica a la hostelería. Tras graduarse en Derecho y obtener un 9,16 en el examen de acceso al máster para ejercer como abogada, decidió que era demasiado joven para empezar a dedicarse a ello y que aún le quedaba mucho mundo por descubrir.
“Mi principal intención era ahorrar un buen dinero para volver y comprarme un piso. Probablemente, podría haberlo hecho empezando a trabajar como abogada, pero me agobiaba la idea de estar toda la vida en un despacho. Si no lo hacía ahora, no lo iba a hacer nunca”, confiesa en una entrevista para La Vanguardia. Aun así, considera que no ha abandonado por completo la abogacía: “Creo que esto me va a servir muchísimo para, en algún momento, retomar ese camino con más habilidades y confianza en mí misma.”
Decidida, la joven se marchó sin trabajo, sin hogar y sin conocer el idioma. “No tenía nada claro, pero tenía muchísimas ganas, ánimo, esperanza y confianza en mí misma”, confiesa. “Siempre digo que no existe otro truco para conseguir lo que uno quiere que no sea este: no parar, no parar, no parar, y creer que ya es tuyo. Vibrar como si ya lo tuvieras, y confiar en que solo es cuestión de tiempo para que llegue. Sabía al 100% que lo lograría, que trabajaría y viviría en Suiza.”
Raquel junto a una amiga llegando a Suiza
Puntualidad y diferencias culturales
“La puntualidad es increíble”, destaca Raquel. El 90% de las veces, el transporte público llega a la hora. “Obviamente, puede haber imprevistos, como en todos lados, pero la regla general es que todo funcione como un reloj. Las personas igualmente son muy puntuales; llegar antes de la hora es lo normal.” Una de las primeras experiencias de choque cultural fue justamente por no estar familiarizada con la puntualidad suiza: “Perdí mi tren a casa nada más llegar al aeropuerto de Zúrich. El tren llegó unos minutos antes, lo que me hizo pensar que no era mi tren, pero efectivamente lo era y lo perdí.” “Nunca he sido especialmente puntual, lo cual me hacía ir acelerada y con prisas a cualquier sitio. Aprender a organizarte el tiempo te da más tranquilidad y demuestra respeto por el tiempo de los demás”, añade.
Normas y costumbres locales
Otro choque cultural importante fueron las normas de convivencia. “Muchas veces lo que en España sería una conversación normal aquí puede ser considerado ruidoso. Además, a las 22:00 empieza el descanso nocturno, y actividades habituales como poner una lavadora o ducharte pueden molestar”, explica. Pese a ello, Raquel resalta que se trata de adaptarse y respetar la cultura del lugar.
Otras costumbres que destaca son: “Todo el mundo se saluda, aunque no se conozca, sobre todo en los pueblos. La gente en general es muy educada y amable, te hace sentir parte de la comunidad”. También menciona que el agua de casi cualquier fuente o grifo es potable y mucho mejor que la embotellada. “Son bastante estrictos a la hora de reciclar. Además, hay que tirar la basura en bolsas específicas por cada cantón, que son muy caras: 10 bolsas cuestan aproximadamente 20 CHF”, explica.
Paisaje fotografiado por Raquel
Cómo funciona la sanidad Suiza
La sanidad en Suiza es privada y puede resultar complicada, por lo que Raquel decidió informarse con un asesor. Es fundamental conocer el tipo de seguro que tienes, ya que determina cómo debes actuar al ir al médico. También es importante evaluar la frecuencia con la que se usa el sistema de salud: si rara vez vas al médico, conviene optar por una franquicia alta (por ejemplo, 2.500 CHF); si necesitas atención frecuente, mejor una franquicia baja (300 CHF). “Las franquicias intermedias no suelen ser óptimas; al final siempre acabas pagando más de alguna forma”, confiesa Raquel.
Además, algo que muchas personas desconocen (y que ella descubrió recientemente) es que si trabajas más de 8 horas semanales para la misma empresa, esta cubre cualquier accidente, laboral o no. Raquel se preocupaba por accidentes fuera del trabajo, como resbalones en el hielo, pero la empresa se hace cargo. Por eso, si no estás trabajando, es crucial añadir al seguro médico el seguro de accidentes.
Idioma y adaptación
Mudarse a un país donde se desconoce el idioma puede ser aterrador al principio, pero con ganas y esfuerzo comienzan a suceder cosas buenas. Raquel vive en la zona germanófona pero no habla alemán. “Vine con un nivel de inglés bajo, pero no fue una barrera. Tenía mucha confianza en mí misma, y eso me ayudó a conseguirlo”, explica.
En Suiza, la mayoría de la gente habla inglés, así que tuvo que mejorar su nivel para poder trabajar, aunque nunca fue un problema: “He podido comunicarme en todo momento en inglés, también porque no estoy en un puesto con mucho contacto con clientes”. Aun así, admite que es más difícil crear relaciones cercanas en un idioma que no es el nativo y tiende a relacionarse con quienes hablan su idioma, “es inevitable”.
Ahorrar y gestionar los ingresos según Raquel
Raquel siempre tuvo claro que su objetivo era ahorrar para comprarse un piso en España. “Aunque gaste más que en España, cobro mucho más y ahorro también más. Tengo un objetivo claro, así que gasto solo en lo necesario”. “No considero que sea una forma precaria de vivir, sino coherente con mis metas. Si quiero ahorrar, no puedo derrochar. Organizo muy bien mis ingresos y gastos; es fundamental cuando tienes un objetivo”. Puntualmente, también se da algún capricho.
Aunque trabaja en un empleo no cualificado, cobra mucho más de lo que podría ganar en España en un puesto cualificado. “Suiza es cara, pero se puede ahorrar mucho. Todo depende de tus objetivos, mentalidad y de buscar bien las oportunidades. Yo sabía que un trabajo de temporada en la montaña con alojamiento me permitiría ahorrar más que en Zúrich.” Actualmente, ahorra 2.700 CHF al mes, casi 2.900 euros, más propinas. Además, su desempeño laboral le ha permitido recibir ofertas para la temporada de invierno y negociar un aumento, algo común en Suiza según experiencia, idiomas y estudios.
Raquel rodeada de naturaleza
Impacto personal de vivir en Suiza
Suiza ha cambiado a Raquel en muchos sentidos y le ha ayudado a crecer personalmente. Ahora es más selectiva con quién permite entrar en su vida. “No quiero amistades por tener, ni vínculos que no aportan nada. He aprendido a valorar a las personas que sí me aportan y a eliminar las que no necesito.”
“Esta nueva versión de mí misma valora más su energía e invierte en actividades, metas y personas que realmente importan. Antes mantenía vínculos por miedo a estar sola; ahora, habiéndome encontrado sola, he aprendido a sacar de mi vida lo que no necesito y a valorar mucho más a quienes me aportan”, explica. Finalmente, hace un llamamiento a quienes buscan un futuro mejor: “Si desde España no recibes respuestas positivas, no esperes a que las oportunidades lleguen a tu casa. Sal y ve a Suiza a buscarlas. Están esperándote”, concluye.

