Tu historia
Españoles en el extranjero
En La Vanguardia queremos contar tu experiencia en otros países. ¿Te has mudado fuera de España porque tu trabajo está mejor valorado en el extranjero? ¿Has cruzado las fronteras por amor? Si has cambiado de vida lejos de casa, escríbenos a [email protected]
Seguir el camino tradicionalmente establecido y la rutina de oficina de 9 a 17h no es apto para todo el mundo. Al terminar los estudios, enfrentarse al mundo laboral puede ser complicado. No todos encuentran fácilmente su lugar. Muchos se quedan en su ciudad natal, pero otros buscan su futuro lejos de casa.
Es el caso de Laia Torralba (una catalana de 28 años) y su pareja, que hace 4 años decidieron darle un cambio a su vida y mudarse a Indonesia, en concreto a la isla de Sipora, la más desarrollada de las cuatro islas del archipiélago de Mentawai. Después de un inicio accidentado, en 2022 pusieron en marcha su proyecto The Point, un surf house con capacidad para hasta 14 personas —en habitaciones dobles y triples— donde intentan que los clientes se sientan como en casa. Desde La Vanguardia hablamos con Laia para que nos cuente cómo ha sido emprender a más de 10.000 kilómetros de casa.
Surfhouse en Sipora, Mentawai (Cedida por The Point)
Laia explica que la idea de mudarse de España a Indonesia llegó durante la pandemia de la covid. “Teníamos mucha incerteza por el futuro y nos dimos cuenta que no queríamos vivir de esa manera, con la esclavitud de la rutina, de tener una vida de 9 a 17 h. Queríamos buscar otras opciones que nos permitieran tener un poco más de libertad”. La pareja de Laia y un amigo en común que también es socio del proyecto, Edgar, ya habían estado haciendo surf en Sipora años antes, y finalmente, en 2018 se lanzaron a comprar un terreno con la idea de hacerse su propia cabaña donde poder pasar algunos meses durante el año cuando viajaban a hacer surf. Finalmente, cambiaron de idea y pensaron en montar un negocio para recuperar la inversión. Tras meses de incertidumbre, en enero de 2021 comenzaron a diseñar el surfhouse.
Según nos cuenta que lo que hace especial a esta isla y que les impulsó a crear el surfhouse es que “es un paraíso de olas y una de las únicas habitables, donde ya había algún hotel”. Y explica que “a la mayoría de olas de Mentawai solo se puede acceder a través del barco, y en cambio, en esta isla hay tierra para acceder directamente al mar. Además, los visitantes también tienen libertad para recorrer la isla en moto”. Laia, que se acababa de graduar en Fisioterapia, sólo tenía previsto quedarse los primeros meses, pero viendo el nivel del proyecto y sobre todo valorando la calidad de vida que tenía en este país ha decidido quedarse sin fecha de vuelta.
“En los últimos cuatro años la isla ha hecho un cambio brutal. Todo mundo está invirtiendo y construyendo”
Lo que diferencia a The Point de otros alojamientos es que “creamos un espacio familiar, interactuamos mucho con nuestros 'guests', compartimos las comidas, historias y tiempo. Queremos que cada persona que venga se sienta como en casa. Queremos que su viaje a Mentawai sea toda una experiencia, y no simplemente una reserva de Airbnb”.
El acceso a esta isla ha mejorado en los últimos años, ya que se ha construido una carretera que cruza de norte a sur la isla e incluso un aeropuerto. “Antes los visitantes sólo podían llegar en barco, pero en los últimos cuatro o cinco años la isla ha experimentado un cambio muy grande. Todo el mundo está invirtiendo y construyendo”. Sin embargo, el viaje de llegada de los huéspedes al surfhouse no es del todo fácil, ya que “tienen que coger un ferry desde Padang, que dura tres horas y media, y después un viaje en coche que dura 2 horas”. Precisamente, esta dificultad de acceso a la isla fue lo que les provocó muchas problemas en la construcción del proyecto. “Si faltaban unos tornillos, tenías que esperar 2 o 3 semanas hasta que llegaran con el barco”.
Una de las habitaciones triples del surfhouse The Point (Cedida)
Lo que más valora Laia de este cambio de vida es la “libertad” y poder distribuirse su tiempo sin tener un horario establecido. Según nos cuenta, la temporada alta es en los meses de verano —junio, julio, agosto—, y a partir de octubre empieza a bajar la llegada de huéspedes. “Si alguna semana no hay clientes, tenemos libertad de viajar si queremos”. Laia y su pareja viven en el mismo surfhouse, mientras que el tercer socio, visita una o dos veces al año la isla.
Sin embargo, no todo ha sido bonito a la hora de emprender. Laia explica que cuando comenzaron a levantar la casa, el constructor abandonó el proyecto cuando no habían hecho ni la mitad de lo previsto, y tampoco les devolvió el dinero adelantado. Superados los primeros obstáculos, Laia y su pareja se enfrentaron a un reto aún mayor: la construcción del surfhouse. Otra de las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse fue el idioma: “A la hora de comunicarte con los trabajadores y la gente de aquí era muy difícil. Intentábamos utilizar el traductor del móvil, pero tampoco teníamos internet. Nos encontramos en una isla donde nadie hablaba inglés”.
Surf en Sipora con The Point (Cedida)
Pese a que en The Point ofrecen algunas clases de surf puntuales a quien lo pide, “la gente aquí va por libre, normalmente son surfistas experimentados, vienen con su material y descubren la isla, las olas y las playas por su cuenta”. Sobre el perfil de los clientes, destaca que vienen de todos los sitios. “De Australia, Estados Unidos, Europa, gente de todo el mundo. En cambio, de Indonesia no, porque no es un turismo económico para ellos”.
El surfhouse está formado por equipo de 6 personas, 4 de ellas se dedican a la cocina, una persona que se encarga de la limpieza y un jardinero. Sobre la comida que se sirve en el surfhouse nos cuenta que desde el inicio del proyecto establecieron un menú de 2 semanas, para poder tener una previsión, ya que toda la comida es importada de Padang. ” Los huéspedes disponen de desayuno, comida y cena. En el menú encontramos platos típicos de Indonesia, pero también ofrecemos algunos platos mediterráneos como la tortilla de patatas, pan con tomate o gazpacho”.
Imagen aérea del surfhouse The Point en la isla de Sipora (Cedida)
En cuanto a la diferencia de sueldo entre trabajar en Indonesia o en España, Laia reflexiona que “depende del trabajo. Aquí tenemos un sueldo medio, pero la calidad de vida y la libertad es diferente”. Pero reflexiona que “la gran diferencia es que aquí todo lo que ganamos, lo ahorramos, esto en casa es imposible. Vivimos en el surfcamp, no pagamos un alquiler, no pagamos la electricidad, ni el agua. Por poco que sea, un sueldo mínimo, todo lo que tenemos lo ahorramos”.
