Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda: “En España pasé por cuarenta contratos en dos años y ahora, con un contrato estable en Irlanda, cada máster que hago aumenta progresivamente mi salario”

Sanidad en Irlanda

“Aunque la sanidad aquí es de copago, jamás he oído un “yo te pago el sueldo”, algo que en España sí ocurre. Los pacientes nos valoran mucho y respetan nuestra labor profesional”, cuenta Isabel para La Vanguardia

Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda

Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda

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¿Cuánta cantidad de contratos laborales se pueden llegar a tener en dos años? Para Isabel Sánchez, 40, una cifra que sorprende. La joven es una enfermera española que pasó sus primeros años tras terminar la carrera universitaria encadenando contratos en distintos servicios en Madrid. Fue entonces cuando la idea de marcharse al extranjero comenzó a tomar forma en su mente.

“La enfermería es una profesión que nos da bastante libertad para viajar y conocer nuevas formas de trabajar, así que después de varios meses de papeleo y de iniciar procesos también en otros países, finalmente decidí mudarme a Dublín”, explica a La Vanguardia. Isabel trabaja en un centro de atención primaria (General Practice o GP) con contrato fijo e indefinido: “Estoy descubriendo oportunidades de crecimiento profesional que en España me serían difíciles de encontrar”. También comparte su trayectoria en redes sociales, donde refleja sus progresos, retos superados y nuevos desafíos (@enfermeraenirlanda).

El proceso de emigrar y la toma de decisiones

¿Por qué decidió dar el paso de trabajar fuera de España?

La verdad es que incluso antes de empezar la carrera ya tenía en mente la idea de trabajar fuera. Siempre me han gustado los idiomas y la posibilidad de conocer otras culturas, y creo que la enfermería es una profesión que nos ofrece mucha libertad para movernos y aprender en distintos países. Estuve mirando opciones en varios lugares, pero finalmente me decidí por Irlanda por las oportunidades de formación y desarrollo profesional que ofrece, también por el idioma y porque está muy cerquita de España.

¿Cómo fueron sus primeros meses en Irlanda?

Los primeros meses no fueron fáciles. Empecé haciendo turnos en un hospital donde no me sentí demasiado acogida, así que seguí buscando y, después de varias entrevistas, me cogieron en un centro de atención primaria. A la vez tuve que buscar piso, porque necesitaba algo cerca del trabajo. Y la verdad es que tuve mucha suerte, porque encontrar vivienda en Irlanda es toda una aventura y yo tardé solo una semana en dar con un estudio a 25 minutos del trabajo, donde ahora vivo sola y feliz. Cuando por fin tuve trabajo y alojamiento, la paz que sentí fue increíble. Aunque el comienzo fue duro, ahora miro atrás y siento que en muy poco tiempo he conseguido muchísimas cosas.

Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda

Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda

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Diferencias laborales entre España e Irlanda

¿Qué diferencias encuentra entre trabajar como enfermera en Irlanda y en España?

Lo principal, sin duda, es la calidad de los contratos. En los dos últimos años que trabajé en España llegué a tener unos cuarenta contratos distintos, algunos de solo dos días y otros de unos pocos meses. La inestabilidad laboral en enfermería en España es terrible. He tenido compañeras con muchos años de experiencia que, pese a llevar tiempo en la misma unidad, han tenido que cambiar de servicio o incluso de hospital.

Llega un momento en que las enfermeras también necesitamos asentarnos y tener la tranquilidad de saber que podemos quedarnos en un sitio, adaptarnos al equipo y a las rutinas, o al menos tener la posibilidad de elegir. Y eso en España es muy, muy difícil.

¿Cómo es su jornada laboral actual?

Ahora mismo trabajo de martes a viernes y tengo los fines de semana y los lunes libres, salvo que decida hacer horas extra en otros centros. En España, cuando trabajaba en hospitales, hacía turnos de noche y fines de semana y me costaba mucho más organizar mi vida social. Aquí los descansos son obligatorios, y se agradece porque son totalmente necesarios. Incluso en el primer hospital en el que trabajé estaban perfectamente organizados para que nadie se quedara sin ellos. En España, en cambio, muchas veces no había tiempo ni para parar a comer o descansar, incluso en los turnos largos, y eso a la larga se nota muchísimo en el cuerpo y en el ánimo, además de ser un riesgo para la calidad de la atención.

¿Qué oportunidades de desarrollo profesional tienen allí las enfermeras?

En Irlanda existen varias figuras que ofrecen un desarrollo profesional muy interesante, como las Clinical Nurse Specialist (CNS) y las Advanced Nurse Practitioner (ANP). Las CNS son enfermeras expertas en un área específica y para acceder a estos puestos es necesario realizar un máster en la especialidad correspondiente. Las ANP, por su parte, tienen un máster en práctica avanzada y más autonomía, ya que pueden prescribir, gestionar su propia cartera de pacientes y tomar decisiones clínicas de forma independiente. En ambos casos la experiencia es clave y el salario aumenta considerablemente. Además, muchos centros sanitarios apoyan y financian la formación de sus enfermeras, porque saben que contar con profesionales bien formadas repercute directamente en la calidad de los cuidados.

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¿Cómo es su relación con los compañeros y con los pacientes?

La relación con mis compañeras es genial. El trabajo en equipo funciona muy bien: el médico ve a los pacientes en la consulta de la enfermera y nos guiamos mutuamente para no pasar por alto ningún detalle. Con el equipo administrativo también hay muy buen ambiente; desde el primer día me sentí acogida y parte del grupo. Con los pacientes la experiencia también es muy positiva. Están encantados con las enfermeras y, como a todos les gusta España, siempre hay tema de conversación. Me ha llamado mucho la atención que, aunque la sanidad aquí es de copago, los pacientes valoran mucho el servicio y respetan totalmente nuestra labor profesional. Jamás he oído un “yo te pago el sueldo”, algo que en España sí ocurre a veces.

El coste de vida, el idioma y otros choques culturales

¿Cómo valora su salario y el coste de vida en Irlanda?

No me puedo quejar. En España vivía con mis padres y apenas tenía gastos, pero aquí, aunque trabajo 32 horas semanales y pago un alquiler alto, ahorro exactamente lo mismo. Algunos me preguntan si no me saldría mejor volver a España, pero mi respuesta siempre es que no. Aquí tengo un contrato estable y, además, a medida que haga másteres o cursos, mi salario irá subiendo progresivamente. El coste de vida es parecido al de España, aunque el ocio sí es más caro. Salir a cenar difícilmente cuesta menos de 25 euros, pero tampoco se sale todos los días y siempre se pueden encontrar opciones más asequibles.

¿Le resultó difícil adaptarse al idioma?

El inglés no fue un gran problema, aunque al principio costó. Para poder registrarnos como enfermeras nos exigen un nivel C1 certificado, pero una cosa es el examen y otra entender el acento irlandés. Al principio pasé alguna vergüenza pronunciando nombres o llamando a pacientes en la sala de espera, pero mis compañeras me ayudaron mucho. Con los pacientes también hay comprensión: si no entiendo algo, se lo pido amablemente y siempre me lo repiten. Nunca ha sido una barrera, al contrario, es una forma de integrarse en su cultura, y ellos valoran mucho el esfuerzo.

¿Qué le ha sorprendido más del sistema sanitario irlandés?

Lo que más me gusta es la colaboración entre el equipo sanitario. En el GP donde trabajo, las enfermeras y los médicos hacemos revisiones conjuntas y compartimos información sobre los pacientes para garantizar un seguimiento completo. Además, existen programas de salud pública para pacientes crónicos que reducen las visitas a urgencias y ayudan a mantener la continuidad del cuidado. En cuanto al sistema, aunque el copago es diferente de la sanidad pública española, creo que ambos modelos tienen cosas buenas y que se puede aprender mucho de los dos.

Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda

Isabel Fernández, enfermera española en Irlanda

Proyectos personales: unir la enfermería con la pasión por ayudar

¿Cómo surgió su proyecto en redes para ayudar a otras enfermeras?

Empecé con Instagram cuando estaba en trámites para venir. Me sentía bastante sola porque no conocía a ninguna enfermera que quisiera ir a Irlanda, y pensé que si compartía mi experiencia podría ayudar a otras con los papeleos y dudas. En las asesorías lo principal es ayudar con el registro y la documentación necesaria, los certificados, consejos sobre vivienda, ahorro y adaptación. La verdad es que me encanta hacerlo.

¿Qué le aporta ese proyecto personal?

Lo que más me gusta es sentir que estoy ayudando a otras enfermeras que están en el punto en el que yo estuve hace un año. Muchas me escriben para darme las gracias, y eso realmente llena. Además, he conocido a enfermeras increíbles, algunas de las cuales se han convertido en grandes amigas. Siento que estoy construyendo algo bonito y eso me hace muy feliz.

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¿Qué le diría a una enfermera española que esté pensando en irse a trabajar fuera?

Le diría que siempre vale la pena. Salir de la zona de confort es enriquecedor, tanto a nivel personal como profesional. Es cierto que emigrar no es para todo el mundo y que al principio puede ser duro, pero España está ahí al lado y siempre se puede volver. Además, en Irlanda somos muchas enfermeras españolas, y con mi proyecto también intento facilitar el proceso y conectar a compañeras para que el apoyo sea mayor. Con organización y ganas, la experiencia puede ser realmente transformadora.

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