Antonio García, entrenador de fútbol en Indonesia, 49 años: “El sueldo es algo superior a lo que tenía en España, pero la diferencia está en que aquí te cubren vivienda y gastos básicos”

Españoles por el mundo

El técnico español, que llevó a Vietnam al Mundial de fútbol sala y hoy trabaja en Tailandia, repasa una vida marcada por la pasión y el aprendizaje

Antonio ha encontrado su lugar en el Sudeste Asiático, donde disfruta de poder ejercer su profesión

Antonio ha encontrado su lugar en el Sudeste Asiático, donde disfruta de poder ejercer su profesión

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Cuando Antonio García colgó los guantes de portero, pensó que su vida seguiría ligada al deporte, pero no que acabaría al otro lado del mundo. Ocho años después, su historia es la de un entrenador español que encontró en Asia una segunda vida: primero en Vietnam, donde ayudó a llevar al país al Mundial de fútbol sala, y ahora en Tailandia, donde sigue entrenando y aprendiendo cada día.

En esta aventura no ha estado solo. Su mujer, que siempre le dijo “contigo, al fin del mundo”, lo acompañó desde el primer día. Juntos cruzaron fronteras, cuarentenas y mudanzas con Lucky, el gato que adoptaron en Asia y que ya forma parte de la familia. “Nuestro hogar está donde estemos los tres”, resume Antonio.

Desde el caos de tráfico de Ho Chi Minh hasta la serenidad del sabai sabai tailandés, ha aprendido que el fútbol —y la vida— no se entienden igual en todas partes. Una transformación profunda que Antonio comparte en esta entrevista con La Vanguardia, donde repasa una década de vida lejos de casa, de crecimiento personal y de pasión por el deporte.

¿Cómo acaba un entrenador español en la selección nacional de Vietnam? ¿Qué le llevó hasta allí?

Todo empezó en 2017, cuando recibí la llamada de Miguel Rodrigo, un entrenador español con mucho prestigio internacional. Él acababa de fichar por la selección de Vietnam tras siete años en Japón y me ofreció unirme a su cuerpo técnico. La escuela de entrenadores española está muy bien valorada en todo el mundo, especialmente en Asia, por su metodología y su nivel de exigencia. Eso explica por qué muchos técnicos españoles tenemos buena reputación fuera.

Logró que la selección vietnamita se clasificara para el Mundial

Logró que la selección vietnamita se clasificara para el Mundial

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Acordamos que yo sería su asistente y entrenador específico de porteros, un puesto que encajaba perfectamente conmigo, porque fui portero durante mi carrera. Lo que iba a ser un proyecto de dos o tres años terminó convirtiéndose en casi ocho. Tras esa etapa en Vietnam, pasé a trabajar en Tailandia, donde me encuentro actualmente.

En Tailandia tienen una filosofía llamada ‘sabai sabai’, que significa algo así como ‘tranquilo, no te estreses’

Antonio García

¿Ya tenía reconocimiento como entrenador antes de marcharse?

Había entrenado en Segunda División y Segunda B, sobre todo en el Córdoba Futsal, que hoy es el Córdoba Patrimonio de la Humanidad. En aquel momento el equipo estaba en Segunda B, pero subió categorías después de que yo me marchara. En España nos conocemos todos en el mundo del fútbol sala, pero no era un entrenador de élite ni aspiraba necesariamente a serlo.

Me especialicé en porteros, un rol que me apasiona, y eso me permitió también colaborar con FIFA en cursos internacionales y en el desarrollo de manuales de entrenamiento. Lo que encontré fuera fue la posibilidad de dedicarme al 100% a mi profesión, algo muy difícil en España, donde compaginaba tres trabajos.

¿Cómo recuerda sus primeros días en Asia? ¿Tuvo algún choque cultural fuerte, dentro o fuera del campo?

Sí, desde el primer minuto. En Vietnam me impactó muchísimo el tráfico: miles de motos, un caos organizado que parecía imposible que funcionara, pero lo hacía. También la comida callejera, con animales vivos a pie de carretera que los clientes elegían para cocinar al momento.

Su familia y su entorno más cercano siempre le han apoyado

Su familia y su entorno más cercano siempre le han apoyado

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Más allá de eso, lo que más me sorprendió fue la mentalidad. Allí la gente vive al día, sin preocuparse tanto por el futuro. En Tailandia tienen una filosofía llamada sabai sabai, que significa algo así como “tranquilo, no te estreses”. Está bien como forma de vida, pero a veces choca con la exigencia del deporte profesional. Como entrenador extranjero tienes que encontrar el equilibrio entre respetar su cultura y aportar tu mentalidad y valores, sin imponerlos.

¿Y qué diferencias ve entre el fútbol sala en España y en Asia?

La principal diferencia es la estructura. En España un jugador empieza a competir desde los seis o siete años, con ligas bien organizadas y entrenadores formados. En países como Vietnam o Tailandia eso apenas existe, aunque poco a poco están trabajando en ello.

La diversidad cultural de vivir fuera te hace más tolerante y empático

Antonio García

Cuando estaba en Vietnam, compaginaba la selección nacional con el club Thai Son Nam, el más potente del país. Ahora entreno en Tailandia al Blackpearl, un club joven con un proyecto interesante para desarrollar el fútbol sala en todo el país. En Asia hay talento, pero falta esa base formativa y esa experiencia acumulada de competir desde pequeño. Aun así, el nivel está subiendo mucho gracias al trabajo de entrenadores españoles y brasileños.

Allí ha logrado convertirse en uno más

Allí ha logrado convertirse en uno más

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Después de casi una década fuera, ¿cómo ha cambiado su forma de entender la vida y el deporte?

Muchísimo. Diría que soy otra persona. Vivir fuera te abre la mente. Descubres que hay muchas formas válidas de vivir la vida, y conoces a gente muy distinta e interesante, de la que aprendes cada día.

También valoras más las cosas esenciales: la familia, la salud, las experiencias. Al final lo que te llevas son vivencias, no cosas materiales. Esa diversidad cultural te hace más tolerante y empático, y te enseña que no todo el mundo mide el éxito de la misma manera.

Siempre he pensado que el dinero debe ser la consecuencia de hacer bien tu trabajo, no el motivo para hacer algo.

Antonio García 

¿Económicamente, se puede vivir bien del fútbol sala en Asia?

El fútbol sala es un deporte minoritario, no mueve ni de lejos el dinero del fútbol que todos vemos por la tele. En mi caso, el sueldo es algo superior a lo que tenía en España, pero la diferencia real está en que aquí te cubren vivienda y gastos básicos. Eso te permite ahorrar un poco, aunque no es un dinero que te cambie la vida.

Lo que sí pierdes es cotización en España, y eso a largo plazo pesa, aunque en mi caso no me fui por dinero, sino por la oportunidad profesional y vital. Siempre he pensado que el dinero debe ser la consecuencia de hacer bien tu trabajo, no el motivo para hacer algo.

Antonio asegura que su mujer y su gato Lucky han sido imprescindibles en esta aventura

Antonio asegura que su mujer y su gato Lucky han sido imprescindibles en esta aventura

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Menciona que su mujer y su gato Lucky le acompañan. ¿Qué papel han tenido ellos en esta aventura?

Fundamental. Nos casamos justo antes de marcharnos para facilitar los trámites y poder viajar juntos. Adoptamos una gata en España, que vino con nosotros, y más tarde un gato al que llamamos Lucky.

Mi mujer siempre me dijo “contigo, al fin del mundo”, y lo cumplió. Hemos vivido juntos todo, lo bueno y lo difícil, incluidos casi dos años sin poder volver a España por la pandemia. Ella se adapta rápido, hace amigos con facilidad y ha sido clave para construir una vida allí donde íbamos. Sin su apoyo, probablemente no habría aceptado irme.

Es mejor arrepentirse de lo que haces que de lo que no haces

Antonio García 

En todos estos años habrá vivido mil anécdotas: ¿recuerda alguna especialmente loca o emotiva en el campo o fuera de él?

Sí. En 2021 nos clasificamos con Vietnam para el Mundial de Lituania. Parte de la preparación la hicimos en España y uno de los partidos fue en Córdoba, mi ciudad, contra el equipo local. Fue muy emocionante volver después de casi dos años sin pisar España y ver a mi familia y amigos en las gradas, en plena pandemia. Ese día reunía todo: la ilusión de un Mundial y el reencuentro con mi gente. Fue probablemente el momento más bonito de toda mi carrera.

¿Le gustaría volver a España?

Sí, mi casa está en Córdoba y siempre será así, pero ahora mismo seguimos disfrutando de esta etapa. Mientras los proyectos sean interesantes y la experiencia siga aportando, continuaremos fuera.

Solo volvería antes de tiempo por un proyecto muy especial, como poder formar parte de la selección española. De momento, el balance sigue siendo positivo: esta vida nos ha dado más de lo que nos ha quitado.

Junto a su mujer, ambos han formado un equipo increíble

Aunque echan de menos España, aseguran que su etapa allí todavía no ha finalizado

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¿Qué le diría a alguien que sueña con trabajar en el extranjero?

Que no se quede con las ganas. Es mejor arrepentirse de lo que haces que de lo que no haces. Lo peor que puede pasar es que no funcione y tengas que volver, pero siempre te llevas aprendizaje y experiencias.

Eso sí, hay que elegir bien los proyectos, porque no todos los países ni los clubes son iguales. Y también tener suerte y capacidad de adaptación. En el fondo, no se trata solo de triunfar profesionalmente, sino de crecer como persona.

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