Dejar un trabajo mal pagado en España para recorrer Nueva Zelanda en una van: “Aquí se vive muy tranquilo. La gente no tiene prisa y si en el trabajo algo no sale, se hace mañana”
ESPAÑOLES EN EL EXTRANJERO
Olga y Óscar dejaron atrás su vida en León y hace un año se mudaron a Nueva Zelanda
A través de las redes sociales cuentan como está siendo su experiencia y los retos que están enfrentando
Olga y Óscar, españoles viviendo en Nueva Zelanda (cedida)
Tu historia
Españoles en el extranjero
En La Vanguardia queremos contar tu experiencia en otros países. ¿Te has mudado fuera de España porque tu trabajo está mejor valorado en el extranjero? ¿Has cruzado las fronteras por amor? Si has cambiado de vida lejos de casa, escríbenos a tuhistoria@lavanguardia.es
Renunciar a la estabilidad y la comodidad de la vida cotidiana en España para emprender un viaje fuera de casa no es fácil, pero es la apuesta de vida que han hecho Olga (32) y Óscar (26), dos jóvenes de León que llevan cerca de 1 año viviendo una cámper van en Nueva Zelanda y contando sus experiencias a través de su perfil (@slowtravelers_) en redes sociales.
Después 2 meses y medio viajando por Colombia y de 7 meses trabajando en Irlanda, decidieron volar hasta la otra punta del mundo en busca de un equilibrio entre trabajo y vacaciones. Lejos de la idea romántica de la vida nómada, su aventura se ha convertido en un ejercicio diario de adaptación, autodescubrimiento y, sobre todo, libertad. Mientras recorren los paisajes más impresionantes de este país oceánico, la van se ha transformado en su hogar y el viaje en su forma de vida. En este año han tenido que aprender a vivir con lo esencial y a conocer sus propios límites.
Olga y Óscar, españoles en Nueva Zelanda (cedida)
Olga es maestra, aunque en España “me dedicaba a cualquier cosa menos a ser maestra. Está difícil”. En una conversación con La Vanguardia, cuenta que “viendo lo mal que cobraba y lo mal que vivía, decidí ir a vivir a Irlanda, así cobraba más y aprendía inglés. Y luego, ya surgió la idea de vivir fuera”. Por su parte, Óscar trabajaba en un supermercado donde tampoco cobraba bien y ya no estaba a gusto. “Pensé que para hacer el mismo trabajo, pero pudiendo ganar el doble, me iba”, asegura. En este sentido, reflexionan que “cuando empiezas a cobrar más dinero, es difícil volver”.
Al llegar a Nueva Zelanda compraron una van camperizada para vivir. De esta manera ahorran el dinero del alquiler “que también es caro” y tienen la posibilidad de moverse por diferentes ciudades. Según explican, la adaptación fue muy sencilla: “cuando llegamos hacía buen tiempo y era buena época para encontrar trabajo y la vida es muy fácil. Es prácticamente un país europeo. Es muy parecido a Irlanda, por tanto, no hube mucho choque cultural”, afirma Olga. “A nivel paisajístico, es muy distinto”, apunta Óscar.
Cuando empiezas a cobrar más dinero, es dificil volver
Olga y Óscar son la muestra de que lo más importante para emprender una aventura de este calibre son las ganas y la predisposición. Relatan que en esta zona hay muchos latinos, y que el idioma no ha supuesto un problema muy grande, pese a no tener un alto nivel de inglés. En cuanto a los neozelandeses, los kiwis, “tienen un acento bastante cerrado que hace que sea bastante difícil de entender”. Al principio esto fue de lo más complicado, “pero te vas adaptando a todos los cambios”, aun así, explican que la adaptación ha sido muy fácil gracias a la amabilidad de la gente. “Hay mucha gente extranjera que está en las mismas, o si no se esfuerzan por entenderte y te vas apañando”.
Olga y Óscar, españoles en Nueva Zelanda
La primera inversión que hicieron al llegar fue adquirir la van y así poder ahorrar “la gente invierte mucho dinero en los alquileres”. Según cuentan, los alquileres están sobre los 500 euros al mes. “Aquí se lleva más la vida nómada de acampar”, explica Óscar. Después de casi 1 año de experiencia han descubierto que no todo es fácil viviendo en un espacio tan pequeño.
“Estamos aprendiendo a respetar el espacio del otro y a entender cuando quieres estar un rato solo. Hay que hablarlo todo”, afirma Óscar. En este sentido, Olga explica que no está siendo fácil vivir la vida en la van, sin tener espacio, teniendo que buscar ducha constantemente o estar pendiente del agua. “Hay muchas zonas verdes con parques y baños públicos y nos duchamos ahí. También tenemos una aplicación que nos va diciendo en que hostal o piscina pública puedes ducharte”. A finales de este año, cuando se les acabe la Work and Holiday dejarán Nueva Zelanda y venderán la van para recuperar algo de lo invertido y emprender el viaje hacia otro destino. Para esta pareja seguir con la vida nómada y conocer otros países del mundo sigue siendo la prioridad.
Desde su llegada a Nueva Zelanda han tenido diferentes trabajos. Durante 3 meses estuvieron en una fábrica de latas de leche de bebés, donde ganaron un total de 6.700 euros. En este puesto cobraban 24,5 dólares la hora y ganaban unos 407 euros semanales. También han trabajado de housekeeping, en el servicio de hoteles. “Aquí la gente no trabaja como en España, se está muy tranquilo. En la fábrica ves a la gente en pantalón corto, con auriculares. La gente no tiene prisa, si algo no sale, se hace mañana. Todo es muy tranquilo a diferencia de España, que siempre vamos muy nerviosos”, explica Óscar.
Su último trabajo fue en correos durante las elecciones municipales para enviar votos y papeletas. Desde que dejaron este trabajo están haciendo de ruta. “Llevamos dos meses viajando y ahora igual, trabajamos las últimas semanas aquí para recuperar un poco de dinero”. Su siguiente destino es un viaje a Filipinas. “Y para después estamos buscando otro país de Europa para estar un poco más cerca de casa”, afirma Olga.
Olga y Óscar españoles en Nueva Zelanda
Aparte de conocer nuevos lugares del mundo y tener otro estilo de vida, uno de los principales incentivos de los jóvenes que se van de España es ganar dinero y poder ahorrar. Según cuentan, la diferencia de sueldo es notable respecto a España, ya que por un trabajo poco cualificado pueden cobrar 400 euros a la semana. “En algunos hemos cobrado 600 euros a la semana, aunque tampoco es una locura porque en Irlanda cobrábamos más, pero es más por la experiencia y trabajar para mantenerte y si puede ser, ahorrar algo. Nos está dando para ahorrar casi 1.000 euros cada mes”, afirman.
Olga y Óscar, españoles en Nueva Zelanda
La cultura española es un mosaico de tradiciones y costumbres que se reflejan en cada conversación y cada fiesta, un ambiente bastante diferente al que se han encontrado. “Es un país muy británico. Tienes fish and chips en todos los sitios o cosas muy asiáticas”, apunta Óscar. Esta es una de las cosas que más echan de menos de España: “La comida y el ambiente familiar, salir a tomar algo o comer unas tapas. Aquí las fiestas son británicas y duran hasta la 1 de la mañana. Un ambiente como el de España no hay”. Sin embargo, destacan que la gente es muy amable y te reciben muy bien.
La experiencia de vivir lejos de casa les está siendo muy enriquecedora a nivel personal. “Estamos conociendo a gente de muchos países, siempre tienes conversaciones interesantes y te ayuda a perder los miedos”, asegura Olga. “Aunque no sepas inglés, tienes que hacer tu vida en otro país y te ayuda a madurar mucho, a sacarte las castañas del fuego”, añade. “La vida de cámper también te enseña mucho. Estar atento del agua o del gas o de moverse. Tienes que ser muy organizado en todo y más en pareja. Es una experiencia”, afirma Óscar.
Olga y Óscar, españoles en Nueva Zelanda (cedida)
El regreso a casa siempre está en el horizonte de todos aquellos jóvenes que dejan España en busca de otros retos, sin embargo, esta pareja lo tiene claro. “Todavía nos quedan años viajando. La idea es seguir rotando por el mundo y disfrutar. Trabajar en otro país también te permite conocerlo. En función de lo que ahorremos, volveremos un mes o dos de vacaciones a España y nos volveremos a ir”.