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Nerea Bartolomé, arquitecta española en Finlandia: “El inverno es muy duro porque amanece a las 9:00 y anochece a las 15:30, entras a trabajar de noche y sales de noche. Todo pesa más, el país se ralentiza”

ESPAÑOLES EN EL EXTRANJERO

Nerea acabó la carrera en Madrid y le llegó la oportunidad de trabajar como arquitecta en Finlandia,  donde vive desde hace 4 años

Nerea Bartolomé, española en Finlandia (cedida)

Mudarse a otro país siempre supone un choque cultural: nuevas costumbres, horarios inesperados y maneras de trabajar completamente diferentes a las que uno conoce. Esa ha sido la experiencia de Nerea Bartolomé, una joven española que hace cuatro años decidió hacer las maletas y trasladarse a Finlandia. Lo que comenzó como una aventura temporal se ha transformado en su vida actual: hoy trabaja como arquitecta en Helsinki y cuenta sus experiencias a través de las redes sociales.

Nerea Bartolomé (29) llegó a Finlandia por casualidad. “Me llegó la oferta, un conocido trabajaba en una empresa española y estaban buscando gente para trabajar en parques eólicos. Hice tres entrevistas, que me salieron todas fatal, pero aquí estoy”, explica en una conversación con La Vanguardia.

Nerea Bartolomé, española en Finlandia (cedida)

Nerea relata que no tenía ninguna expectativa al llegar y que el país la sorprendió muchísimo. Su primer destino fue Laponia, un lugar que le pareció precioso. Aunque trabajó mucho y no tuvo tiempo de disfrutarlo como le habría gustado, todo le resultaba pacífico y natural. “Trabajaba entre renos y estaba encantada. Desde que llegué aquí, sentí mucha paz. Y es un sentimiento que se ha ido manteniendo a lo largo de estos cuatro años”.

Esta joven madrileña explica, que aunque ya está adaptada, continúa en proceso de integración. “Estoy intentando aprender el idioma y ahora que trabajo en una empresa finlandesa, estoy notando algunos choques dolorosos”. En este sentido, reflexiona que no es lo mismo ser una turista que pasa tres o cuatro meses en el país, que ser alguien que intenta adaptarse a un lugar que no es el suyo. “Ahora, se me está haciendo un poquito más cuesta arriba, pero sigo manteniendo que es un país donde es muy fácil vivir”. 

Nerea Bartolomé, española en Finlandia (cedida)

¿Ha encontrado muchas diferencias en la manera de trabajar respecto a España?

Sí, muchísima diferencia. Es muy normal hablar de tu sueldo y las conversaciones sobre pedir un aumento de sueldo son supernormales. El jefe no te va a mirar mal. De hecho, buscan que lo pidas porque así te fijan unos objetivos más altos y te dicen que si los cumples te suben el sueldo. Así mantienen motivada a la gente.

Ahora estoy en una empresa finlandesa y he notado que el trabajo es mucho más individualista y hay poco trabajo en equipo. Estoy intentando abrir la mente de mis compañeros y tener al menos una reunión semanal en la que podamos poner en común todo lo que estamos haciendo. Además, no hacen nada que estén fuera de sus responsabilidades y está bien. No te van a exigir nunca que hagas nada, que por contrato no tienes por qué hacer. 

¿Y los horarios de trabajo?

Ahora trabajo de 8 a 16. En cuanto son las cuatro te puedes ir, y si son las cuatro y un minuto y sigues sentado, te dicen ‘¿vives aquí?’.  Es parte de la cultura finlandesa, que no vas por horario, sino por objetivos y responsabilidades y te puedes gestionar tu tiempo como puedas y como quieras. Si a las 12 de la mañana me quiero ir a mi casa, me puedo ir, siempre y cuando yo llegue a mis objetivos no me dicen nada. El horario se lo toman muy en serio. Tampoco hay que forzar la máquina. 

La vida es entre un 20% y 30% más cara que en España

Nerea BartoloméEspañola en Finlandia

La fama sobre que hay buenos sueldos en Finlandia, ¿es cierta?

Va por convenios, según el sector en el que trabajes. Con respecto a España sí que noto mucho la diferencia. Puedo decir que aquí los salarios están en torno al doble. Además, te lo van subiendo acorde a la antigüedad. Igual que los días de vacaciones, también te los van ampliando. 

No ejercí de arquitecta en España porque me viene directa aquí a trabajar. Pero el sueldo podría ser en torno a 2.300 euros, y aquí se cobra casi prácticamente el doble. Entre los 3.000 o 4.500 euros varía mucho. Tengo compañeros que sé que están cobrando mucho más, pero también porque tienen más experiencia.

¿El nivel de vida es alto?

Ahora pago un alquiler de 970 euros por un piso de 48 metros cuadrados y vivo sola. Si se compara como están las cosas ahora en España, pues tampoco es muy caro. Al mes, pago entre 8 y 9 euros de luz, y de agua 25 euros al mes. Donde si se nota más es en la compra o si necesitas algo de ropa. Haciendo cálculos, la vida está entre un 20% y 30% más cara que en España. 

Nerea Bartolomé, española en Finlandia (cedida)

Como arquitecta, ¿hay algo que le haya impactado de las casas finlandesas?

Que hubiese dos puertas me chocó. Hay una que da hacia la calle y cuando la abres hay otra más. Tienen otra costumbre típica, que es dejar los zapatos en la entrada, ahora me he acostumbrado, pero al principio me costó un poco. Y en los baños, no hay un plato de ducha normal está en el suelo como las de hospital. Y lo que más, es que no hay persianas. En invierno lo entiendo porque no hay mucha luz, pero en verano que hay 24 horas de luz, los españoles lo pasamos un poco mal.

Y del carácter de los finlandeses, ¿qué es lo que más le ha sorprendido?

Antes de venir había escuchado el típico mito que los finlandeses son muy fríos, que es imposible hacer amistades con ellos. Cuando llegué lo que me sorprendió es que son muy serviciales, si necesitas ayuda con algo, te van a ayudar, y son muy humildes. No te van a hacer sentir mal por no saber algo. Al revés, te ayudan y te hacen sentir que estás bien, que te ayudan encantados. Aunque si es verdad que lo que es mantener una conversación, por ejemplo, en el supermercado, es más complicado.

Con mis compañeros de trabajo, sí que veo que poco a poco se van abriendo más. Es cuestión de tiempo. He comprobado que es cierto lo que dicen que cuando tienes un amigo finlandés, ya lo tienes para toda la vida porque son como muy leales. Es verdad que una vez entras en el grupo de amigos finlandeses, están ahí para toda la vida. 

Prefieren irse a una cabaña perdida en el bosque que una fiesta con bullicio

Nerea BartoloméEspañola en Finlandia

¿Cómo fue la adaptación al ritmo de vida finlandés?

Que coman a las 11:15 me pesa mucho. Ahora estoy comiendo sobre las 12 o 12:30, y en España solía comer a las 14:30 o 15. A partir de las 18:00 empiezan a cenar. He cambiado mis horarios en base a los de aquí.  Me chocó que para salir por la noche, todos los bares cierran entre las 3 y las 4, y es muy común salir sobre las 21:00. En España, a esa hora no estamos ni cenando a veces. 

En cuanto al estilo de vida, son muy calmados. Antes que las típicas fiestas con bullicio, prefieren irse a una cabaña perdida en el bosque y allí son felices. Yo que lo he probado, es que es una experiencia bonita, o sea, estar en una cabañita de madera en mitad del bosque con un lago enfrente, se siente diferente. Aunque las fiestas de mi pueblo no las cambio por nada. 

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¿Hay mucha vida social?

Ahora que ya llega el frío y el mal tiempo, por la calle no se observa tanta gente. Las calles dan sensación de que están muy vacías, pero si te vas por las zonas céntricas y es fin de semana o de noche hay ambiente. En las afueras, hay un punto de la noche en el que incluso se apagan los semáforos.

Nerea Bartolomé, española en Finlandia (cedida)

¿Cómo se ha habituado al clima? ¿Y cómo afecta en su vida?

Con el cambio de hora está amaneciendo a las 7:30 y a las 16:30 ya está anocheciendo. En diciembre que es cuando menos luz hay, amanece a las 9 de la mañana y anochece a las 15:30, eso sí que es duro, porque entras a trabajar de noche y sales de trabajar de noche, entonces estás más cansado y todo pesa más. Cuando llega el invierno, los trámites se ralentizan, es como que el propio país se queda sin energía.

Y en cuanto al frío ya estoy un poco acostumbrada. De hecho, cada vez que voy a España en verano, lo paso fatal del calor. El frío no es para tanto, lo peor es la oscuridad. Recomiendan que nos tomemos las vitaminas, que nos intentemos exponer a la poca luz diaria que haya, aunque esté nublado porque casi todo el día está nublado y si, se nota, se hace duro. Los peores meses son noviembre, diciembre, enero y febrero, a partir de ahí empiezas a notar que los días se alargan. A mediados de abril ya no hay quien pare la luz. Los días empiezan a cambiar superrápido con mucha luz y ahora en invierno pasa al revés, en cuanto pasamos septiembre octubre ya empiezas a notar que pierdes ocho horas de luz al día. 

¿Y en verano?

 En verano a las 2 de la mañana sigue habiendo luz. Hacia las 3 se ve el ocaso, es como un atardecer todo el rato. Y a las 4:00 de la mañana ya es de día. Esto lo llevo un poco mal porque da igual la hora a la que te vayas a dormir siempre es de día y cuando te levantas ya es completamente de día. Es una sensación muy rara.

La experiencia de madurez emocional ha sido como de 40 años, porque  conectas mucho contigo mismo

Nerea BartoloméEspañola en Finlandia

¿Le costó mucho acostumbrarte a eso?

La verdad es que sí. En verano me cuesta más dormir que en invierno y eso que en invierno hay mucha gente con problemas de insomnio, porque anochece tan pronto que el cuerpo se te desregula, pero a mí en verano me cuesta más dormir, porque en cuanto veo un poco de luz, mi cerebro se activa.

La comida en Finlandia también es diferente. ¿Qué platos o costumbres gastronómicas finlandesas ha adoptado? 

Lo que más me gusta es la sopa de salmón. Al principio estaba un poco reticente, pero la probé y me encantó y ahora la verdad es que en invierno me la hago casi todas las semanas. También comen mucho una especie de tartaletas así pequeñas, como dulcecitos. Una cultura muy dulce.

¿Cómo cree que está influyendo esta experiencia en su vida personal? 

Finlandia es un país que te pone mucho ante de ti porque te obligas a bajar el ritmo. En Madrid la gente va con prisa a todas partes y aquí todo va tranquilo. Me supuso un shock porque siempre he vivido con ansiedad allá donde iba. Aquí tenido que aprender a calmarme. 

Es un país que te ayuda introspeccionarte mucho. Y en ese sentido me ha venido muy bien porque el tiempo que he pasado aquí sola me ha dado para reflexionar mucho. Considero que aunque llevo aquí cuatro años, la experiencia de madurez emocional ha sido como de 40, porque te conectas mucho contigo mismo.

Nerea Bartolomé, española en Finlandia (cedida)

¿Qué es lo que más echa de menos de España?

A mi familia, el clima y la comida. No sabes la falta que hace el sol, ya no tanto por las horas de luz. Aquí hay un momento que aunque salga el sol, tú te pones delante y no notas el calor y eso es muy extraño, lo echo mucho de menos en invierno. 

¿Tiene pensado volver en algún momento? 

De forma definitiva no lo sé, y tampoco quiero saberlo. He aprendido que me quiero dejar fluir por la vida y si me tengo que volver, la vida me dirá. Igual que no planeé venirme aquí, tampoco voy a planear irme. 

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