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Miquel Alzina, farmacéutico, 27 años: “He llegado a tener 28 compañeros de piso distintos, es una locura”

Compartir piso

“La forma de compartir piso dice más de ti que tu perfil de Tinder y no terminas de conocer a la otra persona hasta que convives con ella, tanto para bien como para mal”, cuenta Alzina

Miquel Alzina, farmacéutico, 27 años

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El no poder costearse una vivienda por cuenta propia es una realidad a la que muchos jóvenes en España se enfrentan desde hace tiempo. La cultura de compartir piso se ha arraigado cada vez más como solución frente al elevado coste de la vivienda. Desde La Vanguardia hablamos con Miquel Alzina, un farmacéutico de Mallorca de 27 años que llegó a Barcelona.

Alzina ha vivido con más de 28 personas diferentes estos últimos años y considera que los altos precios de la vivienda, sumados a los sueldos precarios, dificultan enormemente independizarse. “El poder vivir solo se ha convertido en un lujo”, cuenta. Aun así, se ha acostumbrado a esta realidad y nos explica los retos y desafíos de su día a día, mostrando la experiencia de muchos jóvenes menores de 30 años en la actualidad.

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Experiencias y aprendizajes de compartir piso

Después de nueve años compartiendo piso, ¿qué le ha enseñado convivir con tanta gente diferente?

Me ha enseñado a relativizar muchísimas cosas. Las primeras veces que compartes piso, te enfadas por diferentes tonterías: te quejas por si tus compañeros están haciendo ruido o porque vas a la cocina y hay muchas cosas sucias. Pero en mi caso, aprendes a quitar importancia a las cosas, porque entiendes que estás compartiendo piso con otra gente que también son humanos. Ellos tienen sus vidas, sus rutinas y no tienen ninguna obligación a sincronizar sus vidas con la tuya. Aprendes que la cosa no va de imponer tu orden, sino de encontrar un equilibrio entre tu forma de vivir y la de los demás.

¿Qué ha aprendido sobre si mismo viviendo en pisos compartidos?

Pensaba que era muy adaptable y sociable, que me encantaba estar con gente, pero cuanto más tiempo paso compartiendo piso, me doy cuenta de que mi batería social es bastante limitada. Me encanta hacer cosas y estar con gente, pero no soy tan sociable como creía. A veces, creo que necesito estar en mi habitación y tener espacios propios. Soy bastante maniático con la limpieza, aunque desde fuera pueda aparentar otra cosa.

Piso de Miquel Alzina

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Si tuviera que describir los ‘’tipos’’ de compañeros de piso que ha tenido, ¿qué personas destacaría?

He tenido muchos compañeros de piso; creo que he llegado a convivir con más de 28, ¡es una locura! Estaba el típico que nunca salía de su habitación porque estaba estudiando a tope, el que casi nunca estaba porque pasaba el tiempo en casa de su pareja, y aquel cuya pareja siempre estaba presente. También había quien llenaba la nevera de tuppers y otros que permanecían encerrados en su habitación, sin que supieras nada de su vida. A estos últimos yo los llamaba “el fantasma del alquiler”. En resumen, ha sido una mezcla curiosa, por no decir peculiar.

No terminas de conocer a alguien hasta que convives con esa persona y creas mentalmente el perfil completo del otro

Miquel Alzina

¿Qué cree que revela la forma en la que una persona comparte pisos sobre su carácter?

Revela muchísimo. Considero que no terminas de conocer a alguien hasta que convives con esa persona y creas mentalmente el perfil completo del otro, tanto para bien como para mal. Es como un test de personalidad extra, porque el cómo gestiona los conflictos, cómo cuida las zonas comunes, la limpieza o cómo se comunica cuando algo te molesta, revela mucho. Estos detalles hablan de su nivel de empatía y de la flexibilidad que puede llegar a tener. Hay gente que limpia sin que se lo pidan, hay otros que no ve el desorden y suciedad en el suelo, aunque se tropiecen con ella. Por tanto, creo que la forma de compartir piso dice más de ti que tu perfil de Tinder.

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¿Hay alguna costumbre o manía doméstica que no soporte por culpa de sus experiencias anteriores?

No. He aprendido a ser bastante flexible, porque soy el primero que si un día está muy cansado, deja los platos de la cena en remojo y los limpia al día siguiente. Mi compañera de piso actual es bastante empática en ese sentido, y yo procuro serlo también. He vivido con tanto que me da igual; a veces soy yo quien tiene manías que molestan a mi compañera, pero es recíproco. Nos gusta que el piso esté limpio y ordenado, aunque yo suelo dejar la ropa tendida varios días, por eso compré un tendedero extra.

Lo primero que miro cuando visito un piso, es la altura a la que esté. A mi juicio, cuanto más arriba, mejor

Miquel Alzina

Criterios y preferencias al elegir piso según Miquel Alzina

¿Qué es en lo que te fijas a la hora de elegir piso?

Lo primero que miro al visitar un piso es la altura: cuanto más arriba, mejor, sobre todo en verano, porque suelen tener más corriente. Como me gusta cocinar, presto atención a la cocina y a su instalación, si es nueva o vieja, y que tenga un poco de espacio. Después, observo la habitación que me tocaría; he estado en pisos con habitaciones muy pequeñas y me sentí agobiado. Necesito poder tener un espacio propio, pero también disfruto del sofá y del tiempo con mis compañeros. Por último, cuando entro en un piso donde ya vive gente, me fijo en la limpieza: si no está limpio antes de tu llegada, suele ser un reflejo de cómo serán tus futuros compañeros, y en cinco minutos ya se puede intuir cómo funciona la convivencia.

Piso de Miquel Alzina

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¿Qué barrio de Barcelona siente más suyo?

“El barrio que más siento mío es Les Corts. Casi todos los años que he vivido en Barcelona han sido allí, salvo uno en Poblesec. He vivido cerca de Collblanc y Badal, pero nunca por debajo de la carretera de Sants, que ya sería Hospitalet. Siempre me ha gustado Les Corts: es donde he pasado más tiempo, hecho más cosas con mis amigos y al que volvería a escoger. Ahora llevo cinco meses en Glòries y aún me siento un extraño. Estar en un barrio nuevo me sorprende constantemente. Estoy a cuatro calles de la Sagrada Familia y también tengo cerca la Torre Glòries. 

Tengo muchos amigos que están compartiendo piso mientras ahorran para conseguir la entrada de un piso

Miquel Alzina

¿Cree que compartir piso le ha ayudado a crear una especie de familia urbana?

Sí, sin duda. Con algunos excompañeros de piso, además de seguir en contacto por redes sociales, aún sigo viéndome con algunos. Otros son muy buenos amigos, tanto porque la amistad surgió después de compartir piso, como porque compartimos piso precisamente porque ya éramos amigos. Son como una pequeña red de apoyo, sobre todo en Barcelona, que si vienes de fuera, necesitas. Con algunos he creado vínculos más fuertes y con otros apenas sé de su vida, pero fueron un poco de paso. De todos los que convives, siempre te llevas algo, positivo o negativo, que termina siendo un aprendizaje para ti.

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¿Se imagina un futuro en el que siga siendo normal compartir pisos a los 40 años?

Por desgracia sí me lo imagino, porque es algo que ya veo. En Barcelona, tengo conocidos que comparten pisos a los 30 y tantos, que en breve tendrán 40. Es una situación que se está normalizando y ya no es algo de estudiantes, es una necesidad extendida por todo el mundo. Con los sueldos que tenemos hoy, si quieres seguir viviendo en Barcelona, pues tienes dos opciones: te buscas un trabajo fuera o compartes piso para sobrevivir al día a día. Algunos conocidos comparten piso mientras ahorran para conseguir la entrada de un piso. Dicen: “Tendré que estar compartiendo piso 10 años para poder ahorrar la entrada del piso que me quiera comprar”. Si seguimos así igual, tenemos que hacer comunidades de 'cuarentones' con normas de convivencia avanzadas porque a medida que pasan los años, el carácter está más forjado y eres menos flexible con el resto. Por lo tanto, compartir piso tendría aún más desventajas.

Piso de Miquel Alzina

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La perspectiva de Alzina sobre la vivienda y la independencia

¿Qué le haría sentir verdaderamente independizado?

Ahora he acabado mis estudios de máster y estoy terminando una beca, pero con el sueldo que tengo, uno no puede vivir de forma mínimamente digna compartiendo piso en Barcelona, así que necesito ayuda de mis padres. Tanto compartiendo piso como viviendo solo, creo que la sensación de independencia no es simplemente llegar a casa y estar solo, sino sentirme tranquilo al llegar y saber que todo en el piso o en el hogar donde vivo responde a mi ritmo y a mis hábitos. Lo más importante, sobre todo, a partir de cierta edad, es encontrar compañeros de piso que vibren a la par contigo.

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¿Qué le parece que muchos jóvenes trabajen y aun así no puedan permitirse vivir solos?

Me parece frustrante y desmoralizante. Soy farmacéutico, tengo una carrera y un máster. Antes de empezar la formación que estoy haciendo, trabajaba en una farmacia con un sueldo digno.  Estoy trabajando ocho horas en una profesión, me siento adulto, realizado, pero tengo la espinita de decir: vuelvo a casa y no tengo un hogar propio.