Un cabello sano influye en la forma en la que se sienten y se perciben a sí mismas las personas. Además de suponer un reflejo de salud y de bienestar del organismo, y de una clara atención por la higiene y la atención hacia su imagen. Por todo ello, el cuidado del cabello representa otra parte importante de la rutina de higiene, de modo que habrá que asegurarse de lavarse el pelo correctamente. Para lograrlo han de tenerse en cuenta varios aspectos, entre los que destaca la elección de los productos de cuidado capilar. El primer paso consiste en fijarse en sus especificaciones en cuanto al tipo de cabello para el que están orientados. Es decir, si están formulados específicamente para una melena lisa o rizada, con el cuero cabelludo graso o seco, e incluso si presenta ciertas necesidades especiales, como son los cabellos teñidos o dañados.
Otro punto clave a tener en cuenta son los ingredientes que forman parte de la composición de esos productos y no dejarse llevar por etiquetas que puedan generar confusión, como es el caso de los productos que se identifican como naturales. Claudia Bernárdez, dermatóloga especialista en Tricología, advierte en su cuenta de Instagram sobre este error en el que caen algunas personas: “Elegir un producto solo porque ponga ‘natural’”. La médico explica que este calificativo no significa que el producto en cuestión sea mejor o más seguro. El consejo que ofrece a los compradores es que dediquen tiempo a revisar el etiquetado de dicho producto de cuidado capilar y se decidan por los ingredientes exactos.
¿Cómo conseguir un cabello sano?
La dermatóloga Sara Burillo Martínez, de la Clínica Dermatológica InnDerma, enumera una serie de recomendaciones que han de tenerse en cuenta para conseguir un cabello saludable y con buen aspecto.
Consejos dermatológicos para un cabello saludable
1
Mantener un estilo de vida sano. Esto implica procurar una alimentación variada y equilibrada, unas rutinas de sueño adecuadas, la práctica de ejercicio de fuerza y disminuir el estrés en el día a día, apunta Sara Burillo Martínez.
2
Limpiar el cabello correctamente. La frecuencia dependerá de qué tan rápido se engrase o ensucie esto, de modo que será diferente para cada persona. También hay que recordar que al lavarse el pelo solo se debe incidir en la zona del cuero cabelludo, con las yemas de los dedos, y haciendo uso de un champú adecuado.
3
Nutrir el pelo. Mediante productos nutritivos que se aplicarán de medios a puntas.
4
Cepillarlo con cuidado para que no se fracture, sobre todo si está mojado.
5
Evitar o reducir elementos agresores, como el calor excesivo, la fricción o procesos químicos que puedan dañarlo.
Resulta necesario comprender que los hábitos capilares de una persona determinarán la cantidad de daño que se va acumulando en la fibra capilar a lo largo del tiempo, según la especialista.