La generación Z está “enganchada” a los vídeos de las rutinas de skincare que decenas de usuarios publican en TikTok y Youtube. De hecho, es la propia generación la que está redefiniendo el cuidado de la piel y es muy consciente de los principios activos que se necesitan para tratar su rostro.
Como apunta la farmacéutica Karla Pires, la generación Z no sigue modas, sino que las analizan, investigan y preguntan para saber los beneficios que tienen los diferentes ingredientes para su piel. “La rutina de belleza de esta generación es mucho más estratégica de lo que parece”, señala la responsable de calidad en Planet Skin.
Según la especialista, para estos jóvenes el “menos es más” es la clave. “No se dejan llevar por las modas porque sí. Antes de comprar, investigan. Leen reseñas, comparan precios e, incluso, hay muchos que saben identificar el INCI. Saben perfectamente qué hace la niacinamida, para qué sirve la centella asiática y cómo afecta el pH de un limpiador a su barrera cutánea. Son consumidores muy exigentes y muy formados”, apunta.
Saben perfectamente qué hace la niacinamida, para qué sirve la centella asiática y cómo afecta el pH de un limpiador a su barrera cutánea. Son consumidores muy exigentes y muy formados”
La generación Z huye de los diez pasos y de una rutina sencilla, su apuesta es la de un cuidado que tienen un punto medio inteligente. “En verano, tal como los expertos recomiendan, adaptan la rutina al clima, pero no desaparece. La doble limpieza sigue siendo esencial, aunque con fórmulas más ligeras; la hidratación se simplifica, pero no se elimina; y la protección solar se convierte en el paso clave que no perdonan, ni siquiera si pasan el día en casa”, afirma.
Otro dato interesante es que los jóvenes no entienden la rutina de cuidado como algo aspiracional. “Lo vive como una parte muy integrada de su autocuidado, casi como una herramienta emocional. Ya no buscan ocultar imperfecciones, sino cuidar su piel con lógica y respeto”, comenta.
Para esta generación su máxima prioridad es la eficacia y priorizan texturas que se funden con la piel e ingredientes que tengan “sentido”. Además, apuestan por las marcas que comuniquen de forma clara. “Quieren saber qué hay dentro del producto, cómo ha sido formulado, qué efecto real va a tener en su piel. Y si no lo encuentran, simplemente no lo compran”, expone.

Timeless Essence Skin de COSTOK (19,90 euros)
Asimismo, Karla Pires confirma que los jóvenes analiza y estudian los componentes de cada producto indicado para el cuidado de la piel. “La Gen Z no compra por modas, compra por convicción. Han aprendido a leer etiquetas, comparan composiciones, buscan referencias científicas. Y, sobre todo, quieren marcas que no les tomen el pelo”, manifiesta.