El bótox es uno de los tratamientos estéticos más demandados, tanto por mujeres como hombres. La Toxina Botulínica es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum y se emplea para realizar procedimientos estéticos que bloquean las señales nerviosas que causan la contracción muscular, bloqueando la movilidad del músculo donde se inyecta.
Este tratamiento no quirúrgico ayuda a suavizar las arrugas de expresión, así como prevenir líneas futuras. “Se aplica con mayor frecuencia en la parte superior de la cara, concretamente en la glabela (entrecejo), la frente y la zona periocular (patas de gallo). Estas zonas responden bien a la toxina y permiten alisar las líneas de expresión dinámicas”, comenta la doctora Rita Sêco, especialista en Medicina Estética facial.
La doctora Rita Sêco es especialista en Medicina Estética facial
La fundadora de Galerie Clinic explica que la Toxina Botulínica también se puede aplicar en otras zonas, como el cuello (bandas platismales), los maseteros para tratar el bruxismo o incluso en las axilas para poner fin a la sudoración excesiva. “Debe evitarse su aplicación en zonas con alto riesgo de asimetría o alteraciones no deseadas de la expresión, como puede ser alrededor de la boca”, avisa la profesional.
El bótox debe evitarse su aplicación en zonas con alto riesgo de asimetría o alteraciones no deseadas de la expresión, como puede ser alrededor de la boca”
Respecto a cuándo es el mejor momento para comenzar a aplicar bótox, la doctora Sêco apunta que no hay una edad que lo indique, sino que se debe prestar atención a la aparición de arrugas dinámicas que pueden volverse estáticas. “Por ello debemos iniciar el tratamiento en una fase preventiva: cuando las arrugas empiezan a aparecer en movimiento y también en reposo, pero aún no son profundas”, afirma.
Rita Sêco en la consulta con una paciente
Una vez el paciente decide someterse a este tratamiento, los resultados se notan con rapidez. “Los efectos comienzan a notarse entre los 3 y 5 días posteriores a la aplicación, alcanzando el resultado final entre los 10 y 14 días”, afirma la doctora Sêco, que añade que la duración, suele ser de unos tres meses, pero hay factores que pueden alterar este periodo, entre ellos, el estilo de vida del paciente. “Las personas con una actividad física muy intensa pueden ver reducida la duración del efecto”, alerta la doctora.
Resultado de aplicación de bótox en la frente de una paciente
En cuanto a las sesiones recomendadas, señala que se puede realizar dos veces al año, eso sí, siempre “adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente y la zona tratada”.
Para que el tratamiento sea un éxito, lo primero es realizar una evaluación clínica completa para entender qué quiere el paciente y establecer sus objetivos. Para una recuperación óptima, durante las 24 horas posteriores al tratamiento se debe evitar masajear la zona tratada, no utilizar casco ni realizar ejercicio físico intenso, evitar saunas, piscinas o exposiciones al calor excesivo y no tomar alcohol.
Aplicación de bótox en el entrecejo de una paciente
El bótox es un tratamiento seguro y mínimamente invasivo, pero no puede usarse en personas con enfermedades neuromusculares, mujeres embarazadas o en período de lactancia, ni pacientes con alergia conocida a alguno de los componentes del producto. “Se requiere precaución con aquellos pacientes con expectativas poco realistas o motivaciones emocionales desajustadas”, expone la doctora Sêco.
La profesional concluye que la clave para obtener unos resultados naturales y seguros está en “la formación médica, en comprender la anatomía facial dinámica y estática individual y en personalizar la dosis y la elección de los puntos de aplicación”.


