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Esther Moreno, cosmetóloga: “La rutina ideal no es la más cara, ni la que tiene más pasos. Es la que está bien estructurada, con una estrategia clara, y pensada para tu piel real, no para un patrón fijo”

Belleza

La facialista enseña a organizar los productos de skincare de menor a mayor densidad y no por marca ni modas

Esther Moreno es facialista y cosmetóloga

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La rutina de skincare tiene unos pasos muy marcados que deben respetarse para que los productos cumplan su función y se obtenga un resultado exitoso. “La clave no está en qué producto te pones primero por nombre o por marca, sino en qué textura e ingredientes tiene cada uno. Y eso, aunque suene básico, cambia y mucho, toda la eficacia de una rutina”, afirma la cosmetóloga Esther Moreno.

La textura de los productos es más importante de lo que muchos creen a la hora de hacerse esta rutina, puesto que si se aplica, por ejemplo, un sérum después de la crema generará confusión cutánea y estos productos no se absorberán ni actuarán de la manera que tienen prevista. “Siempre hay que empezar por lo más acuoso. Esa es la regla de oro”, apunta la facialista de EM Studio.

Esther Moreno realizando un tratamiento facial en su centro

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No obstante, hay una excepción que se aplica en el caso de la doble limpieza, donde se aplica primero el limpiador con base de aceite y, a continuación, el limpiador de base acuosa. Esto se explica porque no todos los productos deben penetrar en la piel, en el caso de los aceites, su función principal es la de retirar, por ello se debe usar primero para eliminar el maquillaje y las impurezas.

Según la experta, el orden correcto, según densidad y no según la moda, tiene seis pasos que empieza tras la limpieza de la piel. El primer producto son los tónicos, esencias y brumas. “No todos preparan la piel para lo siguiente: su función dependerá del tipo de producto y de lo que busquemos en cada caso”, explica Moreno.

El orden correcto de aplicación de productos tiene seis pasos

Una vez aplicados estos productos, se pasará al sérum de tratamiento, un producto esencial porque cuenta con los activos que transforman la piel. “Un error garrafal es ponerlos tras una crema. Su función es penetrar rápido para actuar en capas profundas, y si los aplicas sobre una textura más densa, difícilmente van a hacerlo”, avisa la facialista.

Antes de la crema, aquellas que prefieran “sellar” el sérum pueden optar por una emulsión o una loción. Es un tratamiento que está pensado para pieles que necesitan texturas más ligeras, como las grasas o mixtas. “No todos hidratan, pueden tener los mismos activos que una crema, pero formulados de manera diferente”, afirma.

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Ahora sí, es el turno de la crema, que tiene una textura generalmente más rica. “Son fórmulas complejas que pueden reafirmar, tratar la barrera cutánea, actuar sobre el manto hidrolipídico… No reduzcamos su función a proteger o sellar. Eso es solo una parte”, expone.

A continuación viene otro paso que es opcional: el aceite. “Depende del tipo de aceite y de su función. Si está formulado para sellar, irá al final. Pero si es de tacto seco y debe penetrar, puede aplicarse antes de la crema. Eso sí, nunca antes que el sérum”.

Una mujer haciéndose la rutina de Skincare.

Dmytro Buianskyi

El último paso y obligatorio es el protector solar. “Este es el escudo final. Protege la piel del exterior y evita que tenga que defenderse de forma constante, permitiendo que los activos anteriores trabajen con eficacia”, concluye la profesional.

Este cuidado de skincare puede adaptarse a todo tipo de pieles y es importante entender qué activos se están aplicando y si son aptos para las necesidades de la piel. Además, como advierte Moreno: “la rutina ideal no es la más cara, ni la que tiene más pasos. Es la que está bien estructurada, con una estrategia clara, y pensada para tu piel real, no para un patrón fijo”.