Mucho antes de que los correctores ocuparan estantes en perfumerías o se viralizaran en tutoriales de maquillaje, eran herramientas indispensables entre bastidores. En camerinos teatrales del siglo XIX y sets de televisión del siglo XX, los correctores nacieron por necesidad técnica y, por supuesto, estética.
Bajo luces inclementes, frente a cámaras de cine rudimentarias o en escenarios donde cada gesto debía traspasar la distancia, disimular imperfecciones era esencial. El corrector es herramienta de comunicación -que evita distracciones innecesarias-, de protección de quien se expone y de cuidado de la vanidad.
Hoy, ese mismo producto se ha democratizado y sofisticado. Lo que empezó como una pasta gruesa y densa reservada a actores, transformistas y presentadores, ahora es un aliado cotidiano y unisex de textura ligera y acabado invisible incluso en las distancias cortas. Los primeros correctores se elaboraban artesanalmente, con ingredientes como grasa, pigmentos minerales y ceras. La meta era simple: cubrir cicatrices, granos o zonas oscuras que pudieran distorsionar el rostro bajo luces artificiales.
En la televisión en blanco y negro los contrastes eran extremos. Por eso se desarrollaron fórmulas de alto cubrimiento que neutralizaban las sombras faciales con el objetivo de que el espectador percibiera una piel lisa y uniforme. La evolución tecnológica de las cámaras obligó a la industria a refinar sus fórmulas. Las texturas se hicieron más ligeras, modulables y compatibles con la alta definición. Pero la función esencial se mantuvo: corregir sin borrar la identidad del rostro.
Un producto sin género
Aunque por décadas el corrector fue considerado parte de un ritual femenino, su uso real nunca fue exclusivo. En el mundo del espectáculo, hombres y mujeres y quienes no son una cosa ni la otra, han usado corrector por igual: desde actores de teatro y cine hasta corresponsales de televisión, presentadores de noticias, políticos y modelos de pasarela.
Aunque por décadas el corrector fue considerado parte de un ritual femenino, su uso real nunca fue exclusivo
Es más que probable que muchos de los hombres rudos que ejercían de modelo social de masculinidad llevaran un corrector en la guantera de su coche. Hoy todas las firmas ofrecen correctores pensados para cualquiera que tenga piel, sin etiquetas ni códigos binarios.
Física y química
De ninguna manera deben ser entendidos como simples tintes que camuflan, porque hoy día sus pequeños envases contienen fórmulas de ingeniería cosmética que combinan pigmentos, emolientes, hidratantes y agentes de tratamiento. A los pigmentos que aportan el tono y los reflejos, se unen ingredientes hidratantes, antiinflamatorios y, en algunos casos, matificantes.
El corrector actual es una suerte de híbrido entre el tratamiento y el maquillaje. Algunos incorporan péptidos, bakuchiol o antioxidantes como la vitamina C. Este enfoque es el resultado de una tendencia que iniciaron marcas especializadas en tratamiento con sus primeras líneas de maquillaje. Hoy día al make up se le pide también skincare.
La belleza de la imperfección
Estamos viviendo unos años en que empieza a valorarse, en el mundo de la estética, toda imperfección, todo rasgo personal y signo de la edad. Este crecimiento es lento y, como siempre ocurre, aún no entendido por las masas.
Pero cabe preguntarse qué pinta en él un producto como el corrector. ¿Sobrevivirá si esta tendencia llega a inundar la visión general de la belleza? Creemos que sí, porque no es solo un lápiz de borrar imperfecciones, sino de iluminar y resaltar rasgos esenciales.
Los 7 magníficos de la corrección
El de Chanel
Corrector hidratante de Chanel
Ilumina la mirada mientras atenúa el color de las ojeras. Es hidratante, cremoso, fundente y ligero. Le Correcteur -40 euros- es perfecto en toda época del año pero en verano se convierte en el aliado imprescindible por su invisibilidad.
Y pasado el 19 de agosto podrás acceder a una nueva versión: Ultra Le Teint Correcteur -47 euros-, con acabado perfecto y sensación confortable. Los dos aportan larga duración.
El de Guerlain
El imprescindible corrector Terracotta de la firma Guerlain
El extraordinario conocimiento sobre polvos y pigmentos de la firma de lujo francesa ha servido para crear Terracotta Concealer -42 euros-, de gran cobertura y perfecta fusión con la piel. Hidrata, ilumina, refresca y corrige durante 24 horas. Su tecnología evita las transferencias.
El icono de Yves Saint Laurent
El mítico corrector Touche Eclat de Yves Saint Laurent
El mítico Touche Éclat -45 euros- sigue siendo un referente en cuanto a corrección y luminosidad. Sus trucos básicos: aplícalo en ojeras, párpados, parte superior de los pómulos y arco de Cupido. Es un clásico entre maquilladores profesionales.
El de Lauder
El corrector de Estée Lauder con duración de 24 horas
Double Wear Stay-in-Place Concealer -36 euros-, de Estée Lauder cuenta con un aplicador multiusos 3D que eleva la experiencia. Tiene un acabado mate aterciopelado y proporciona un aspecto natural, sin brillos, que dura 24 horas. Sus microesferas de sílice ayudan a controlar el exceso de grasa.
El de Givenchy (el diseñador de Audrey)
Corrector de Givenchy, el diseñador de la actriz Audrey Hepburn
Un asombroso efecto de buena cara surge tras el uso de Prisme Libre Skin-Caring Concealer -40 euros-. Además de corregir imperfecciones difíciles como las ojeras marcadas, aporta un efecto radiante y luminoso muy natural. Simplemente, nos encanta.
El de Kiko
Corrector con cobertura de la firma Kiko
Elegir el nivel de cobertura adecuado, es esencial para obtener un buen resultado. “Si las ojeras son muy marcadas, hay manchas o imperfecciones, lo más recomendable es optar por un corrector de alta cobertura”, nos dicen desde Kiko Milano. Full Coverage Dark Circles Concealer -11,99 euros- es perfecto en estos casos.
El de Idony
El indiscutible corrector de Idony
Cuando más que cobertura lo que buscamos es iluminar zonas -con el efecto secundario de distracción sobre las imperfecciones-, Ethereal Luminizer Stick -26 euros- se convierte en un aliado 10. Por su acabado sedoso, su ligereza y por su fórmula rica en ingredientes activos como el bakuchiol o la manteca de karité.
Trucos de aplicación en verano 1

