No es difícil imaginar a Christiane Gautrot, Desmond Knox-Leet e Yves Coueslant en un bar llamado Orphéon, en el Boulevard Saint-Germain, conspirando entre copas y humo azul sobre lo que, sin saberlo, estaba destinado a convertirse en uno de los universos sensoriales más singulares de París. Mientras la ciudad hervía con su bullicio eterno, el tiempo en el Orphéon (con aromas destinados a convertirse en perfume) parecía suspenderse en terciopelos y conversaciones infinitas.
Así nació Diptyque: una maison que decidió viajar sin moverse, hacer del perfume un pasaporte y del recuerdo una materia prima.
Coleccionar lo efímero en los viajes, llevarlo a París y transformarlo en belleza
El Mediterráneo, Asia, África: antes de las fragancias hubo mapas de rutas, mercados polvorientos, tejidos y papeles pintados a mano que llenaban la pequeña boutique del 34 de Saint-Germain, la primera que el trío de amigos abrió en la ciudad de la bohemia intelectual. Lo que se vendía erasino fragmentos de mundo. Ese gesto fundacional —coleccionar lo efímero en los viajes, llevarlo a París y transformarlo en belleza— explica por qué, en Diptyque, cada aroma es siempre también un trayecto.
Yves Coueslant, Christiane Gautrot y Desmond Knox-Leet, los fundadores
¿Olores o historias?
Philosykos huele a la calma de una higuera griega que se abre al sol como un libro antiguo. Tam Dao es madera sagrada en las montañas de Vietnam, recuerdo íntimo de infancia y silencio. Do Son florece con nardos y jazmines junto al mar, donde cada brisa es un verano perdido. Eau Capitale, en cambio, es París misma: rosa y musgo, dramatismo y elegancia, un retrato de ciudad en clave olfativa. Y Orphéon es, por supuesto, humo, terciopelo, bebidas alcohólicas y estelas de perfumes.
Todos ellos son creaciones olfativas que narran una historia. Son viajes sin pasaporte.
Perfumes
Paisajes y emociones
Philosykos- Hojas de higuera bañadas por el sol
Tam Dao- Desde las montañas de Indochina
Eau Capitale- Postal romántica e irónica desde París
Do Son- Nardo y brisas salinas de Vietnam
Orpheon- Cedro y jazmín en un club de jazz
La esencia invisible
Diptyque nunca se conformó con lugares reconocibles, y por eso nació una colección cuyo viaje es onírico. Con Les Essences la Maison se pregunta: ¿cómo sería si lo tuviera el aroma del coral, del nácar, de la corteza de un árbol o de ? Este 2025 el perfumista Quentin Bich ha respondido al sueño de oler una pluma de pavo real: Lazulio une el ruibarbo chispeante, el vetiver haitiano, el benjuí y una rosa. El resultado refleja la fascinación hipnótica de los colores imposibles de un plumaje que solo se explica, evocativamente, por la necesidad de fascinar a las hembras de la especie.
En Diptyque viajar puede ser desplazarse y puede ser desdoblar la memoria. Sus creaciones son mapas de recuerdos, intuiciones y sueños. Son un cuaderno abierto en la barra de Orphéon, todavía lleno de humo, voces y promesas.
