La teoría de los 5 elementos para mejorar la luminosidad de la piel: “El yoga facial es la clave”
Belleza
La especialista Marta Figueras subraya que durante la temporada de invierno es fundamental mantener la meta de “nutrir, calmar y revitalizar” en mente.

Una mujer realiza yoga facial para tratar el contorno de ojos

La medicina tradicional china, a través de su Teoría de los 5 elementos, vincula cada estación del año con órganos y sistemas corporales particulares. Este marco teórico postula que cada estación posee atributos distintivos, los cuales señalan la forma óptima de mantener el bienestar físico y mental en función del ciclo temporal.
El elemento fuego, conectado con el corazón, el pericardio y el intestino delgado, se asocia con la estación estival; la tierra, que guarda relación con el estómago y el bazo, se ubica entre el final del verano y el inicio del otoño; el metal, el cual une los pulmones y el intestino grueso, pertenece íntegramente al otoño; el agua, vinculada a los riñones y la vejiga, simboliza el invierno y, por último, la madera, ligada al hígado y la vesícula biliar, representa la primavera.

Esta doctrina de los 5 elementos se vincula igualmente con el yoga facial, cuyo propósito es alcanzar la armonía, la introspección y la estética. Marta Figueras, especialista en yoga facial, señala que la teoría y el yoga constituyen excelentes compañeros para el cuidado cutáneo durante el invierno.
“Los riñones y la vejiga están asociados a la hidratación, el descanso y la vitalidad. Si lo trasladamos al rostro, la salud de estos meridianos se refleja directamente a través del contorno de ojos y párpados, los cuales muestran signos de fatiga, estrés y falta de sueño”, señala la experta, quien añade que durante este período del año la atención debe centrarse en “nutrir, calmar y revitalizar la mirada” para lograr una tez radiante.
Los riñones y la vejiga se relacionan con la hidratación, el reposo y la energía.
Este régimen de cuatro etapas debe aplicarse por la noche para complementar los procesos de renovación natural que ocurren mientras duermes. Además de los productos de cuidado de la piel, la forma en que respiras también jugará un papel importante.
Tras la limpieza facial, el siguiente paso es “colocar los dedos índices al lado del lagrimal del ojo y realizar pequeñas pulsaciones para activar los ganglios de esta zona y favorecer la acción de drenaje”. Se realiza un ligero masaje que concluye con la colocación del contorno de ojos. Con la yema del dedo anular, da golpecitos delicados desde el interior hacia el exterior. El sobrante del producto distribúyelo en el párpado superior, justo debajo de las cejas. Masajea con delicadeza en movimientos circulares sobre el músculo orbicular de los ojos utilizando las yemas de los dedos por unos instantes para revitalizar la mirada y reducir el cansancio”, explica Figueras, quien señala que estas maniobras liberan las tensiones acumuladas y fomentan una sensación de serenidad.
Ahora es el momento de aplicar el sérum, extendiéndolo con delicados toques hacia afuera y hacia arriba. Es crucial masajear la piel para estimular el flujo sanguíneo y acondicionarla antes de la crema, la cual se aplicará tras una espera de 30 a 60 segundos, una vez que el sérum se haya integrado completamente.

“Coloca las palmas de las manos apoyadas en la cabeza con los dedos hacia la frente. Con los dedos, camina desde el interior de las cejas hacia arriba, hasta el nacimiento del cabello, arrastrando ligeramente la piel hacia arriba. A continuación, lo repites con una sola mano, deslizando los dedos de abajo hacia arriba, esta vez ejerciendo un poco más de presión para aliviar tensiones acumuladas tras días agotadores. Por último, con las puntas de los dedos sobre las líneas simétricas del meridiano de la vejiga en el centro de la frente, desliza hacia afuera como si quisieras abrir una ventana y crear espacio”, expone la experta.

La etapa final de la rutina se enfoca en estimular el punto de acupresión denominado VG20-Baihui, localizado en la línea central del cráneo “Coloca los pulgares sobre la tapa de la cabeza para estimular este punto ejerce un efecto calmante y armonizador en el sistema nervioso”, señala la experta, quien sugiere combinar este delicado gesto con una respiración profunda. “El invierno es una invitación a parar, escuchar y cuidar desde un lugar más profundo. El yoga facial no solo mejora visiblemente el aspecto de la piel, sino que también acompaña los procesos internos de descanso y regeneración que el cuerpo necesita en este momento del año”, finaliza.

