Perder a un ser querido puede ser una de las experiencias más difíciles de superar. Según el ciclo de la vida, el tiempo de todos los habitantes de este planeta es limitado, pero las muertes prematuras son una ocurrencia común y dura. El dolor y el sufrimiento del círculo más cercano es una constante, y el estrés de gestionar un funeral y todos los pasos previos y posteriores pueden afectan tanto al cuerpo como a la mente.
Científicos de la universidad de Harvard han publicado un nuevo estudio sobre salud física y emocional en Psychosomatic Medicine, explicando la correlación entre una muerte en la familia y distintos problemas que se puedan acarrear. La investigación se llevó a cabo con personas que perdieron a un ser querido a lo largo del último año, pasando por una serie de pruebas y acciones que revelaron afectaciones varias.

Enfermera midiendo la presión arterial de una paciente de edad avanzada
Los responsables del estudio se entrevistaron con los distintos participantes, guiándoles a través de una serie de recuerdos relacionados con la pérdida. Principalmente, momentos de soledad y apego en los días, semanas y meses posteriores. El proceso, definido como “recuerdo del duelo” por los científicos, les permitió analizar en profundidad la evolución de distintas emociones y su influencia en el cuerpo y la mente.
Una vez finalizadas estas entrevistas, los organizadores midieron la presión arterial de los participantes, para realizar la correspondiente comparativa con el inicio de la conversación. Los resultados aportaron un cambio llamativo entre el antes y el después: tras realizar el recuerdo del duelo, los entrevistados sufrieron un aumento de la presión arterial sistólica (medida en la contracción de los ventrículos) en 21,1 milímetros de mercurio.

El cementerio, la iglesia de Santa Cecília y los restos del castillo de Odèn
Doble problemática
Este aumento de presión es equivalente al de la práctica de ejercicio moderada, según los datos recogidos por la investigación. Un dato que, según el estudio, refleja el impacto inmediato que una muerte puede tener en un ser querido. Las conclusiones de la universidad de Harvard determinan que este aumento comporta un riesgo de sufrir hipertensión y otros problemas cardiovasculares, más allá de las afectaciones mentales que ya comporta el duelo.
Precisamente la salud psicológica se ha convertido en motivo de preocupación generalizada en España y Europa. Desde 2017, se ha podido observar un aumento considerable de los problemas a nivel nacional y continental, con un 13% de la población infantil y adolescente menor de 19 años sufriendo algún problema de salud mental. De igual forma, el suicidio es la primera causa de muerte no accidental entre los jóvenes del país.