Una psicóloga revela por qué es tan difícil reducir la ansiedad y da las claves para conseguirlo: “Tu cerebro no está hecho para que seas feliz”
Salud mental
Reducir la ansiedad no es fácil porque implica luchar contra mecanismos de supervivencia muy ancestrales que tenemos innatos
Alejandra de Pedro explica en TikTok consejos para reducir la ansiedad
En un mundo cada vez más rápido e interconectado, la ansiedad se ha convertido en una sombra persistente que afecta a millones de personas en todo el mundo. Las presiones laborales, los compromisos sociales y la constante exposición a información han generado un caldo de cultivo ideal para un trastorno que, aunque común, suele pasarse por alto o ser minimizado. Este fenómeno no distingue edades, géneros ni condiciones socioeconómicas, y se ha convertido ya en la verdadera epidemia silenciosa del siglo 21.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos de ansiedad son una de las principales causas de discapacidad a nivel global, afectando a cerca del 4% de la población. Sin embargo, estas cifras podrían no ser del todo reales y estar algo subestimadas, pues el estigma que rodea a los problemas de salud mental continúa siendo aún hoy muy elevado. Muchas veces, no se le da la importancia que merece y, mientras tanto, quienes sufren ansiedad a menudo enfrentan sus síntomas en soledad, atrapados en un ciclo de preocupación constante, insomnio y fatiga emocional.
“Tu cerebro no está hecho para que seas feliz, está hecho para que sobrevivas”
La psicóloga Alejandra de Pedro (@adp.psicologa en TikTok) explica que reducir la ansiedad es algo tan sumamente complicado porque nuestro cerebro está siempre en alerta. No está hecho para que seamos felices, sino para que sobrevivamos.
Para entenderlo, explica que a la hora de evaluar una situación, existen dos tipos de errores que podemos cometer. El error número 1, conocido como la falsa alarma o falso positivo, es aquel en el que nos ponemos en alerta ante una situación que, aunque creíamos que sí, no era real.
Un ejemplo de esto sería cuando vamos por la calle caminando, oímos unos pasos cerca de nosotros y creemos que es alguien que quiere hacernos daño, pero finalmente no es así. Es una situación en la que nuestro cerebro nos ha puesto en alerta por si acaso y que, afortunadamente, no ha acabado dándose.
Luego tenemos el error número 2, conocido como el falso negativo, que es todo lo contrario al primero. Por ejemplo, cuando vamos por la calle, oímos unos pasos y, creyendo que no es nada, finalmente resulta que son de alguien que quería hacernos daño.
Este último es el ejemplo perfecto de lo que nuestro cerebro no quiere bajo ningún concepto que suceda, porque las consecuencias de un falso negativo son ínfimamente más catastróficas que las de un falso positivo. Si pensaba que era y luego resultó no serlo, lo único que me llevo es un buen susto y luego encima un alivio, con lo cual me siento hasta mejor. En cambio, si no me he alertado y la amenaza resulta ser real, mi vida puede correr peligro.
Por ello, a nuestro sistema límbico, esa parte emocional del cerebro, le da igual que te pases toda la noche preocupado, que no duermas o que seas infeliz, con tal de que estés más alerta y preparado para lo que sea que pueda sobresaltarte.
Reducir la ansiedad no es fácil porque debes luchar contra mecanismos de supervivencia muy ancestrales
La psicóloga explica que es muy importante entender cómo funciona nuestro cerebro a la hora de trabajar cualquier trastorno de ansiedad. Como decíamos, reducir la ansiedad no es nada fácil porque romper con esos mecanismos de supervivencia ancestrales que llevamos integrados en nuestro cerebro es algo muy complicado, prácticamente antinatural. Aún y así, no es imposible.
Para lograr reducir la ansiedad, lo primero que debemos hacer es “realizar un esfuerzo muy consciente por dejar de lado esa creencia de que estar preocupado te prepara para lo peor, aunque sea una afirmación veraz y que probablemente nos haya protegido pensar así en algún momento”. Debemos dejarla atrás y tratar que nuestra mente la olvide.
Para reducir la ansiedad es imprescindible reducir las reacciones naturales que nuestro cerebro activa ante cualquier situación
Lo segundo que debemos hacer es “realizar un gran esfuerzo por reducir nuestros niveles de activación fisiológica”, es decir, reducir las reacciones naturales que nuestro cuerpo activa ante cualquier situación.
Para ello, hemos de poner en marcha lo que se conoce como trabajo cognitivo: dialogar con nosotros mismos, aplicar el pensamiento crítico, racionalizar las cosas… Aún y así, no es suficiente solo con esto porque “las conexiones neuronales que van desde nuestro sistema límbico, la parte emocional del cerebro hacia la corteza prefrontal, la parte racional, son mucho más rápidas y mucho más potentes”. Es decir, pesa mucho más la influencia de lo emocional sobre lo racional que viceversa.
La psicóloga explica que ejercicios como el yoga son clave para inducir al cuerpo a un estado de relajación y poder así reducir la ansiedad
Teniendo en cuenta esto, Alejandra explica que “si quieres reducir la ansiedad, sí o sí tienes que introducir en tu día a día alguna práctica que induzca tu cuerpo a un estado de relajación”. Pueden ser meditaciones, mindfulness, yoga, taichí, estiramientos, relajación muscular… lo que sea que prepare un poco el terreno, que rebaje un poco esa activación, para después tener una base más sólida sobre la que posteriormente poder aplicar ese pensamiento crítico y ese trabajo más cognitivo de relativización de los miedos.