Hay muchas teorías sobre la longevidad, pero una cosa está clara: en España, se vive mucho y bien. Las estadísticas lo confirman. La esperanza de vida de las mujeres es de 86,7 años, solo por detrás de Japón, mientras que los hombres alcanzan una media de 83 años.
El secreto, según dijo Luis Rojas Marcos en una charla en Scince Fest 2024, es que hay un factor que no siempre se tiene en cuenta: “Tengo mi teoría personal sobre por qué las mujeres españolas viven más: hablan más”.

La importancia de la comunicación en la salud, según Luis Rojas Marcos, psiquiatra
Esto no es solo una observación casual. Estudios científicos han demostrado que las mujeres verbalizan entre 8.000 y 12.000 palabras más al día que los hombres. Y aquí es donde la conexión con la salud se vuelve interesante. Hablar, expresar emociones y compartir preocupaciones puede ser un mecanismo natural para liberar estrés, lo que, a largo plazo, podría influir en una mejor salud mental y física.
Crecimiento personal
Resistir para no romperse
La resiliencia también tiene un papel fundamental en este proceso. En palabras de Rojas Marcos, “creer en la capacidad de superación” es esencial para afrontar las adversidades de la vida. Las personas que confían en que pueden hacer algo para mejorar su situación, en lugar de dejarlo en manos del destino, tienen mayores probabilidades de salir adelante: “El sufrimiento por sí solo no genera crecimiento. Lo que realmente transforma a las personas es la lucha por superar una adversidad”.

Lo que llevamos en la mente marca la diferencia, según Rojas Marcos
La salud mental, definida por la OMS como “un estado de completo bienestar mental y emocional, y no solamente la ausencia de enfermedades mentales o discapacidades”, es un pilar clave para una vida larga y de calidad. Pero, como señala el psiquiatra, no se trata de seguir recetas universales de felicidad, sino de identificar qué hace sentir bien a cada persona y trabajar en ello.
Enfrentarse a la vida con una mentalidad positiva y rodearse de personas con quienes compartir pensamientos y emociones parece ser más que un consejo bienintencionado. Según los estudios, podría marcar la diferencia entre envejecer con bienestar o hacerlo con mayores dificultades. Y si, además, se acompaña con una buena conversación, quizá se sumen unos cuantos años más a la ecuación.