El tipo de alimentación diaria de una persona afecta directamente a la salud de esta, así lo afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una dieta saludable y equilibrada resulta fundamental para una protección frente a la malnutrición y enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el cáncer, las cardiopatías o los accidentes cerebrovasculares, asegura la OMS. Un excelente ejemplo de ello sería la dieta mediterránea, considerada por el ranking de US News & World Report como la más saludable del mundo por séptimo año consecutivo. La dieta mediterránea es un modelo nutricional basado en ingredientes clave como el aceite de oliva, los cereales, las frutas y las verduras, a lo que se añaden la carne, el pescado y los lácteos en proporciones moderadas, con el acompañamiento de vino o infusiones, según el Ministerio de Cultura.
A la dieta mediterránea se le han atribuido toda una serie de beneficios para la salud. Desde la Sociedad Española de Cardiología destacan su impacto positivo a la hora de reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, en especial los accidentes cerebrovasculares. Por otro lado, los estudios apuntan a este tipo de alimentación como una medida de prevención frente a la diabetes tipo 2, debido a la regulación de la glucosa e n la sangre. Los investigadores también la consideran efectiva para mantener un peso saludable y evitar los casos de obesidad. Incluso se ha comprobado su papel fundamental para mejorar la cognición y disminuir el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.
La dieta mediterránea aumenta el rendimiento cognitivo, según un estudio
Un punto a favor más que añadir a la dieta mediterránea: mejora la memoria y previene el deterioro cognitivo. Así lo asegura un estudio llevado a cabo por investigadores chilenos presentado en la publicación especializada ‘Gut Microbes Reports’. La investigación se llevó a cabo mediante el estudio de 1.296 estudiantes de entre 10 y 14 años, y se tuvieron en cuenta dos parámetros, la alimentación y el rendimiento académico. Los resultados revelaron el hallazgo que indicaba que los jóvenes que mantenían una dieta mediterránea poseían una mejor capacidad cognitiva y académica. Esto suponía una contraposición con aquellos alumnos cuya dieta estaba caracterizada por el consumo de alimentos ultraprocesados, granos refinados y comidas con un alto contenido en azúcares.
Entre las conclusiones de su estudio, los investigadores recomiendan adoptar patrones de dieta más orientados a este estilo de alimentación, caracterizado en buena medida por un bajo consumo de azúcar. La dieta mediterránea está “vinculada a resultados más deseables en la salud cerebral y los logros educativos”, por lo que resulta especialmente destacable en el caso de jóvenes, para así incrementar su rendimiento y sus capacidades, gracias a la mejora de la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva, el control inhibitorio y el razonamiento fluido.