Entorpece hasta en las tareas más cotidianas y fácilmente acaba afectando al rendimiento en el entorno de trabajo o en los estudios, las dificultades para concentrarse forman parte del día a día de muchas personas. Olvidarse de las cosas, estar continuamente soñando despierto, no ser capaz de recordar nombres de objetos o personas, la incapacidad para focalizarse en una tarea durante cierto tiempo, tener despistes frecuentes, distraerse durante una conversación o tardar demasiado tiempo en acabar una labor, todos ellos son síntomas habituales de las personas que padecen un problema de concentración, según el equipo especializado de De Salud Psicólogos. Esto puede deberse a varios motivos, entre los que se encuentra una alimentación deficiente.
El funcionamiento óptimo de la capacidad cognitiva de una persona puede verse influido por su dieta, tal y como aseguran los estudios. Esto implica consecuencias directas en la concentración, la atención y la memoria, que sufrirán dificultades, sobre todo si se trata de una alimentación basada en alimentos ricos en azúcares simples. Pero también existen alimentos que ayudan a concentrarse, por su parte, Marta Ramos, portavoz del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Cataluña (CODINUCAT), aconseja aquellos ricos en triptófano, como el plátano o los dátiles, que darán lugar a la serotonina, una hormona esencial para el buen humor. No obstante, otra estrategia reside en mejorar la salud del intestino.
Los alimentos que no pueden faltar en tu dieta para una buena concentración
El nutricionista Pablo Ojeda explica, a través de su cuenta oficial de Instagram, cómo la alimentación orientada al bienestar digestivo afecta a la concentración de las personas y qué alimentos resultan eficaces para mejorarla. “En tu intestino viven millones de bacterias buenas que te ayudan a centrarte durante horas, es como tener un equipo súper poderoso trabajando para ti”, afirma el especialista. No obstante, dichas bacterias requieren de una serie de nutrientes para poder mantenerse activas y cumplir con esta función beneficiosa para el organismo. Aquí es donde entra un alimento clave: los prebióticos.
Los prebióticos se encargan de nutrir la microbiota o esas bacterias saludables que se encuentran en el intestino, gracias a su composición de fibras como la inulina, que cumple un papel clave a la hora de favorecer su crecimiento. Incluir los alimentos prebióticos en la dieta ayudará a mejorar la digestión, fortalecer las defensas, que el cuerpo se sienta más enérgico “y, sobre todo, a estar más horas concentrado”, asegura el nutricionista.
¿De qué alimentos se trata cuando se habla de prebióticos? Principalmente cabe destacar tres de ellos: el ajo, la cebolla y los espárragos. Pablo Ojeda insiste en la importancia de convertirlos en ingredientes habituales en las comidas, ya sea como parte de ensaladas, guisos, sopas, cremas o incluso a la parrilla.