Eduard Estivill, 76 años, médico: “Es un error recurrir a los fármacos para dormir a partir de los 65 años porque seis horas y dos siestas son suficientes"
MÉDICO DEL SUEÑO
El doctor del sueño subraya para Guayana Guardian que la clave para un buen descanso es adoptar un estilo de vida con rutinas y hábitos saludables
Eduard Estivill, médico del sueño
El sueño es uno de los pilares fundamentales para el bienestar físico y mental, y su importancia va más allá de simplemente descansar. Durante siglos se ha investigado cómo afecta a nuestra salud y cómo optimizar el sueño para mejorar la calidad de vida. Con el paso del tiempo, nuestras necesidades y patrones de sueño van cambiando, lo que en un principio parece ser la rutina adecuada, luego se convierte en un proceso más complicado y diferente a medida que envejecemos. Factores como el estrés, las preocupaciones cotidianas o la evolución natural del cuerpo pueden alterar la capacidad para descansar adecuadamente.
El doctor Eduard Estivill, experto en medicina del sueño, ha compartido para Guayana Guardian su visión sobre el descanso en la madurez. Su enfoque no se basa solo en sus estudios, también en su experiencia personal y defiende que, a partir de los 65 años, la calidad del sueño, más que la cantidad, juega un papel esencial.
Es muy importante esta función de docencia en los adultos porque piensan que si se toman una pastilla pueden dormir 8 o 9 horas
Sueño a partir de los 65
“Yo soy un fiel reflejo de una persona normal. Cuando era pequeño dormía bien, no era algo habitual tener pesadillas, pero sí recuerdo alguna noche haber soñado por una película de terror que me hicieron ver unos amigos. Ese fue mi primer recuerdo de una pesadilla. En la adolescencia me costaba mucho dormir y por la mañana tenía un sueño terrible, pero en ese momento nadie me ayudó, lo pasé como pude, y en mi época de médico, recuerdo que tenía muchas guardias, hacía muchos turnos, y dormía muy poco”, cuenta. Fue una etapa complicada para el doctor, donde, en cierta manera, también pudo aprender la importancia del sueño. “Después se estabilizó, y durante estos años he seguido las directrices normales de cualquier persona. Por ejemplo, ahora que tengo 76 años, la necesidad de horas de sueño es menor”.
A medida que crecemos, el sueño experimenta cambios significativos, y muchas veces estos ajustes son difíciles de entender. Aunque el tiempo para dormir aumenta cuando dejamos de trabajar, la cantidad de horas que necesitamos dormir disminuye. “A partir de los 65 años necesitamos dormir menos porque no nos movemos como antes y no aprendemos tantas cosas. Con lo cual, con que nuestro taller de sueño funcione seis horas es suficiente, aunque después hemos de dormir obligatoriamente una o dos pequeñas siestas. Siempre lo digo: si ves a tu abuelo dormir en el sofá mientras ve la tele, no le despiertes porque es un complemento de su sueño”, explica para Guayana Guardian.
“Cuando somos jóvenes tenemos mucho sueño y poco tiempo para dormir, y cuando nos hacemos mayores tenemos mucho más tiempo y poco sueño. Con lo cual, una persona mayor tiende a decir: hombre, ahora que tengo tiempo para dormir, quiero dormir más de seis horas. Y es ahí cuando, erróneamente, va al médico o se toma alguna pastilla para dormir que no es necesaria. Es muy importante la función de docencia para este grupo de personas, que es enorme, que son muy consumidores de fármacos por ignorancia, porque piensa que si se toman una pastilla par dormir pueden descansar 8 o 9 horas”.
A partir de los 65 años en adelante, necesitamos dormir menos horas porque ya no nos movemos tanto y ya no aprendemos tantas cosas
El descanso adecuado no solo depende de lo que hacemos durante la noche, también de los hábitos que cultivamos durante el día. Estivill, a sus 76 años, ha logrado mantener una rutina nocturna que favorece un buen sueño. “Siempre he sido muy rutinario, siempre me acuesto a la misma hora y veo poco la televisión. ”Alguna vez alguna serie o programa interesante, pero intento nunca hacerlo cerca de la noche. Suelo leer, escuchar música, hacer algún puzzle… también ceno poco y me levanto temprano, sobre las 7 o 7 y media de la mañana, también hago mucho deporte, soy muy activo. Todavía juego a tenis, tengo amigos con los que juego partidos de dobles o individuales, también juego a golf dos o tres días por semana y ando mucho. No tengo ninguna enfermedad importante, salvo las típicas cosas de alguien mayor que son cosas de la edad", confiesa.
Después de tantos años dedicado al estudio del sueño, el doctor no pudo evitar bromear al ser preguntado sobre los factores que lo afectan. “Como decía mi abuela, el que no duerme bien es porque no tiene la conciencia tranquila”, comentaba entre risas. Sin embargo, añadió con seriedad: “Realmente son las cosas que nos pasan durante el día las que nos afectan a nuestro cerebro”, decía. Y aunque su comentario inicial pudiera parecer una broma, no deja de ser cierto que los pensamientos y preocupaciones tienden a intensificarse cuando llega la hora de dormir.
Consumir magnesio te ayuda a conciliar el sueño y descansar mejor, lo que influye en tu felicidad.
Esta interacción entre el día y la noche, las preocupaciones y el descanso, son casi tan profundas e inquietantes como los entresueños. “Hay muchas cosas que la ciencia aún no puede explicar. Uno de los temas más intrigantes, precisamente, es ese, los sueños. Hoy en día no sabemos por qué soñamos, por qué los recordamos o qué significado tienen. Es un fenómeno que sigue siendo un enigma y es peligroso cuando algo no se puede explicar científicamente, ya que muchos se apresuran a ofrecer sus propias explicaciones”.
A pesar de ello, el doctor Eduard Estivill pone el foco en la importancia en construir rutinas para tener un sueño reparador. Si bien el cuerpo y la mente se ajustan a los cambios, es fundamental saber cómo adaptarlos de manera saludable. Hay que evitar la dependencia de los medicamentos para el sueño y sugiere que, en lugar de buscar opciones rápidas, lo ideal es comprender que seis horas de descanso, acompañadas de dos siestas, son suficientes para la mayoría de personas mayores. Un estilo de vida activo y equilibrado, sumado a una rutina de sueño estable, son claves para mantener un buen descanso.