Las semillas de chía han ganado gran popularidad en la alimentación saludable debido a su alto contenido en fibra, antioxidantes, proteínas y ácidos grasos omega-3. Sin embargo, surge una duda común entre quienes las consumen: ¿es mejor tomarlas enteras o molidas?
La nutricionista Maca Wellness ha aclarado este debate a través de sus redes sociales, explicando que la elección depende de los objetivos nutricionales de cada persona.
Según la especialista, “las semillas de chía tienen una cáscara muy resistente, por lo que si se consumen enteras sin remojar, es posible que el cuerpo no absorba por completo sus nutrientes”.
En su vídeo, Maca Wellness explicó que hidratar las semillas enteras en agua permite liberar un tipo de fibra llamada mucílago, que actúa como prebiótico y beneficia la microbiota intestinal.
En cambio, si se busca aprovechar mejor los antioxidantes, proteínas y omega-3, la mejor opción es molerlas. “Al estar triturada, la cáscara ya no es obstáculo y se pueden aprovechar mejor los nutrientes”, afirmó, recomendando almacenarlas en la nevera entre tres y cuatro días para conservar sus propiedades.
Semillas de chía, lino y sésamo
Las semillas de chía pueden incorporarse fácilmente en la alimentación diaria de diversas maneras. Al remojarlas, forman un gel espeso ideal para añadir a batidos, yogures o postres.
También pueden mezclarse en purés, como hizo la nutricionista con una crema de calabaza, resaltando que su textura y sabor combinan a la perfección con este tipo de preparaciones. Además, molidas pueden utilizarse como harina en panes, galletas y repostería saludable, aportando una dosis extra de nutrientes.



