La nutricionista María de los Ángeles García García, conocida popularmente como Boticaria García o Marián García, es actualmente uno de los rostros más populares de la televisión y de las redes sociales. Además de compartir consejos, la divulgadora científica revela cada semana a los espectadores trucos sobre alimentación y bienestar y desmonta diversos mitos.
Este pasado fin de semana, la experta hablaba alto y claro en el programa de La 2 de Televisión Española Saber Vivir sobre uno de los grandes debates que hay en la sociedad: ¿dulce o salado?. Para dar respuesta a esta pregunta, la nutricionista desvelaba que en esta cuestión influyen factores genéticos, neuroquímicos y psicológicos.
''¿Por qué a unas personas les tienta tanto el sabor dulce y a otras personas les seduce el sabor salado? ¿Es cuestión genética o un simple antojo de tipo emocional? ¡Mitos fuera con @boticariagarcia!'', escribían en las redes sociales oficiales del programa. ''¿Por qué unas personas son más de dulce y otras de salado? Ser de dulce o de salado tiene más enjundia de lo que pensamos, depende de factores genéticos, neuroquímicos y psicológicos'', comenzaba diciendo la farmaceútica.
En primer lugar, la experta explicaba que las personas tenemos genes golosos. ''Los estudios de asociación del genoma humano completo han identificado varias regiones del genoma relacionadas con la preferencia por el dulce y la ingesta de azúcar. Esto puede hacer que algunas personas sean más sensibles al dulce que otras'', explicaba. Eso sí, la experta aclaraba que aunque esté escrito en nuestros genes, no es un factor determinante para que nos volvamos locos por el azúcar.

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En segundo lugar, Boticaria García aseguraba que es posible generar hipersensibilidad del receptor opiáceo. ''Si durante mucho tiempo consumimos alimentos dulces y sabrosos se pueden liberar repetidamente en el cerebro opioides endógenos, que son compuestos que nos producen placer y esto puede provocar hipersensibilidad del receptor opiáceo. Si le damos mucha caña, nos va a pedir más y esto nos puede hacer entrar en un bucle constante de deseo por los alimentos dulces'', declaraba.
Por último, la nutricionista hacía referencia a los factores psicológicos y emocionales. ''Las experiencias pasadas, el estado de ánimo, y el estrés pueden afectar a la percepción que tenemos del sabor dulce y al hambre emocional (...) Seas de dulce o salado vigila el hambre emocional'', concluía.