La ansiedad es un mecanismo adaptativo natural que permite ponernos en alerta ante sucesos comprometidos. Un cierto grado de ansiedad es bueno, pues hace que se tenga precaución ante situaciones potencialmente peligrosas. El problema llega cuando esta respuesta se ve desbordada y actúa de manera incorrecta, llegando a hacer que la persona sufra diferentes síntomas e incluso llegue a verse paralizada ante la indefensión.
Es entonces cuando los especialistas hablan de un trastorno de ansiedad, cuando se produce ese deterioro del funcionamiento psicosocial y fisiológico debido a síntomas muy intensos que impiden que la persona pueda hacer su vida con normalidad.
La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno.
Hoy por hoy, los trastornos de ansiedad son una de las patologías psiquiátricas más frecuentes, con afecciones que van desde las fobias a trastornos de pánico, pasando por otros como el síndrome de estrés post-traumático o la denominada ansiedad social, con cada vez más personas que acuden a consulta presentando algún tipo de sintomatología.
Sin embargo, actualmente la mayoría de la sociedad peca de un problema: consultar Internet y acudir al especialista asegurando saber qué es lo que padece mucho antes que sea el propio profesional quien le de un diagnóstico. Los pacientes entran en la saturada consulta de su médico en atención primaria asegurando sentir malestar y problemas de salud mental, siendo referido a un especialista y, en muchos casos, con una medicación asignada mientras espera por su cita.
Los trastornos de ansiedad duran por lo menos seis meses y pueden empeorar si no se tratan
Pero… ¿Y si no se trata de un trastorno de ansiedad como patología que requiera de una medicación? Puede que las personas sientan ansiedad, pero puede que en lugar de ponerle el nombre, debamos escucharla.
Esto es lo que recomienda el reputado psiquiatra José Luis Marín, presidente del Foro Internacional para la Formación en Psicoterapia, en una de sus charlas en el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, donde afirma una verdad: la ansiedad es un grito de miedo, y debemos escucharlo.
Entre los síntomas más habituales de la ansiedad se encuentran las palpitaciones, la sensación de ahogo,la angustia o las fobias.
“Hablar de ansiedad es un concepto tan abstracto en este momento, tan socialmente manipulado, tan conocido, que ha perdido todo su significado”, explica el especialista. “Todo lo que hemos aprendido de nuestros pacientes que vienen con esas referencias de ansiedad simplemente es que están asustados, tienen miedo”.
Según Marín, decir que tenemos miedo sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Admitir debilidad en una sociedad obsesionada con el éxito y el rendimiento parece algo no admisible. “En esta sociedad tan individualista, lo de tener miedo es una emoción muy, muy difícil”, afirma, lamentando además que hoy en día la ansiedad es un negocio que se expone en redes sociales, lo que ha provocado que la situación sea incluso peor.
Para Marín, la mayoría de pacientes habla de “ansiedad”, cuando en realidad es un grito, una llamada de atención. “Es un grito de terror, de pánico, de miedo”, califica el psiquiatra, que cita el apoyo social como una de las claves para poder superar esta ansiedad, que él denomina “angustia” para diferenciarla de la enfermedad como tal, ya que la angustia es la corporización de esa ansiedad.
Cómo tratar esa angustia
Un problema que el especialista sugiere que se trate con una terapia basada en la escucha y en la exploración de sus sentimientos enfrentándose a sus miedos a través de la psicoterapia conductual. “Hay que actuar. Todos los conflictos generan ansiedad. Todas las decisiones duelen. Ahora bien, considerar los trastornos mentales como enfermedad mental es muy peligroso.”
