El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar en el interior y el exterior, pero la mente también merece un cuidado especial.
Uno de los nombres más conocidos en España sobre la materia es Mario Alonso Puig, doctor y fellow en cirugía por la Harvard University Medical School, quien a menudo comparte sus conocimientos en entrevistas, conferencias y demás actividades. Una de sus reflexiones más recientes está relacionada con el estrés, que cada vez padecen más personas en todo el planeta. Según sus palabras, los humanos tienen una diferencia al respecto con los animales.
“Sapolsky dice que cuando una cebra es perseguida por una leona, inmediatamente se activa el mecanismo. Va mucha más sangre a la musculatura, corre más, supongamos que la cebra ha conseguido superar a la leona y, automáticamente, el mecanismo de estrés desaparece y se pone tranquilamente a pastar. El ser humano tiene un problema encontrando su mecanismo de desconexión”, describía.
“Es el problema, por eso dicen ‘por qué las cebras no tienen úlceras’. Ese es el problema. Entonces, la pregunta es: ¿por qué no lo desconectamos? Y es por qué entra un agente que es la mente, y la mente tiene acceso directo a cualquier parte del cerebro. No es solo el resultado de la actividad cerebral, la mente tiene más poder que el cerebro. Y no está solo en el cerebro, de hecho el corazón puede controlar el cerebro, y el tubo digestivo también”, insistía.
Control propio
“Entonces, ¿qué ocurre? Que entran patrones Pampa que son muy limitantes. ‘Ay, si esto no me sale bien’, ‘Ay, si no encuentro…’. ¿Sabes lo que os quiero decir? Ay si, ay si, ay si, ay si… y todo eso mantiene la amígdala activada. Entonces, lo que era un mecanismo normal, se convierte en un mecanismo patológico”, concluía. Recientemente, Alonso Puig también reflexionaba sobre el futuro, y cómo nuestras acciones y decisiones pueden moldearlo más que otros terceros.
“Cuando una persona quiere tener un buen futuro, lo primero que tiene que buscar es tener un gran presente. Pero fijaros, si yo me angustio por el futuro, ‘uy, madre mía la que viene’, ‘uf, con los problemas que hay’, los conflictos, tal cual. Todo eso, fíjate lo que hace, produce un deterioro en el funcionamiento del cerebro, con lo cual, no estoy en el presente. Si no estoy en el presente no estoy viendo lo que ocurre aquí, y luego diré ‘Uy, efectivamente el futuro era así’”, sentenciaba.