No todo lo que parece queso lo es. Así de contundente arrancaba el espacio presentado por Sonsoles Ónega en Antena 3, donde Luis Alberto Zamora, ‘Nutriman’, explicó en directo por qué muchos de los productos que consumimos como si fueran queso son en realidad preparados lácteos con patata, aditivos y sales fundentes. “Estamos pagando por queso lo que en realidad es otra cosa completamente distinta. Algunos ni siquiera deberían llamarse queso”, lamentó el nutricionista.
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El queso que no es queso
En el vídeo de investigación emitido durante el programa, la nutricionista Rosana Carrión demostró cómo algunos supuestos quesos comerciales se quemaban como si fueran plástico, desprendiendo burbujas y olores químicos. “Esto no es queso. El queso real se funde y huele como tal”, explicó tras analizar varias muestras. Muchos de estos productos utilizan triquiñuelas como evitar la palabra “queso” en el envase, aunque sí la muestran en el precio.

En 'Y ahora Sonsoles', Nutriman desmonta varios productos que se venden como queso, pero no cumplen con los ingredientes básicos
“La clave está en gratinar”, añadió Nutriman. “Cuando el queso es de verdad, burbujea, se funde, suda grasa. Pero cuando se queda marrón, gomoso y se quema, eso no es queso”. En el plató mostró ejemplos claros: sabanitas que se carbonizan, preparados rallados que forman costras, masas gomosas que ni se deshacen ni huelen a lácteo. “Eso que parece queso rallado debería rayarlo uno en casa con una cuña de verdad. Ahí está la diferencia”.
Según Zamora, la publicidad también tiene parte de culpa: “Cuando vemos esos hilos infinitos de queso en los anuncios, muchas veces lo que hay es cola blanca. Literal”. Denunció que nos han acostumbrado a una estética que no tiene que ver con la realidad del buen queso. “Un requesón o una mozzarella fresca de verdad son mucho mejores opciones. Y, desde luego, mucho más sabrosas”.
Para terminar, Nutriman recordó los ingredientes que sí debe tener un queso real: leche, fermentos lácticos, cuajo y sal. Nada más. Todo lo que se le añada, desde almidones hasta potenciadores, lo convierte en otra cosa. “Y eso, aunque esté permitido, no debería venderse como queso. Nos están dando gato por liebre, o mejor dicho, patata por manchego”.