Nuestro bienestar es clave para poder afrontar el día a día con relativa normalidad. En una sociedad cada vez más revolucionada en múltiples ámbitos, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados ante los distintos rompecabezas de la jornada. Sin embargo, la mente es un elemento que se tiene poco en cuenta, en particular a nivel de relaciones personales. Las interacciones pueden modificar y moldear de distintas formas nuestra corteza.
Un asunto en el que ha querido indagar la neurocientífica Ana Ibáñez, a través del podcast Efectividad Kenso. Durante su entrevista, compartida en el perfil de TikTok del formato, compartía una serie de datos interesantes con respecto a los elevados niveles de inteligencia. En este sentido, considera que existen determinadas personas buscan otros iguales a ellos, concretamente centrándose en la perfección.
“Los cerebros que buscan la perfección son cerebros que han hecho el sinónimo de que ‘la perfección es lo que les da seguridad, porque es lo bien hecho’. Pero no todos los cerebros son iguales, hay cerebros que precisamente lo cambian. Y en el mundo creativo ocurre mucho, donde no es la perfección, sino podría ser un cerebro que dice una idea inédita, nueva, es sinónimo de algo bien hecho”, expresaba ante sus entrevistadores.
“Entonces es un cerebro que se va a permitir no ser tan perfecto, sino que lo que va a buscar es diversidad o ideas nuevas. O sea, que ese rango de qué es lo que nuestro cerebro prioriza por encima de otra cosa para dotarnos de seguridad. Hablo de seguridad porque a nivel cerebral lo que nos importa es la supervivencia. Nuestro cerebro va a tender a funcionar de una manera u otra siempre para buscar la seguridad para nosotros, la supervivencia, qué nos mantiene vivos”, añadía.

Cerebro
Pánico perfeccionista
“Para una persona que tiene identificado el perfeccionismo y hacer las cosas muy bien es lo que se debe hacer lo correcto y es lo que me mantiene en el buen camino, esa supervivencia para él hacerlo muy bien. Tienen muchísimo miedo a no hacer las cosas bien, porque su cerebro le vuelve a llevar a estos dos miedos que te decía antes. En el fondo, de una manera muy subconsciente a veces es que si no lo hago bien no soy lo suficientemente bueno, no me van a querer y no me van a aceptar”, insistía.
“Hay para mucha gente que su manera de estar en el mundo es cuidar siempre de otros y no saber decir que no. Siempre está a disposición esa seguridad para ellos. Para otros es la parte intelectual, yo soy el que enseño a los demás. Está bien verte en tu patrón y permitirte la curiosidad y la libertad de ‘Oye, voy a probar otras cosas, ¿qué tal si no soy perfecto’? ¿Qué pasa? ¿Qué tal si no soy divertido en esto? ¿Qué pasa? Y te pruebas y te das cuenta de que puede ser mucho más libre, no quedarte anclado solo en esa identidad que te has creado”, concluía.