El descanso es un pilar esencial para la salud. Dormir bien no solo nos ayuda a recuperar energía, sino que también favorece la estabilidad emocional, la concentración y el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Las primeras pruebas de ello las vemos en la infancia: cuando un niño no duerme la siesta, es fácil ver cómo se vuelve irritable, se cansa con facilidad y sus emociones se desbordan.
Sin embargo, al llegar a la edad adulta, muchas personas empiezan a restarle importancia al sueño. Las obligaciones, el estrés o la idea equivocada de que “ya dormiré cuando pueda” llevan a descuidar el descanso, sin ser del todo conscientes de las consecuencias.

Pareja durmiendo
Según la psicóloga experta en sueño Nuria Roure, uno de los principales errores que comete mucha gente es dormir junto a su pareja. Los ronquidos, los movimientos durante la noche o los distintos ritmos de sueño son algunas de las causas que interrumpen el descanso. “Siempre dormimos mucho mejor solos. Sobre todo si una de las personas de la pareja duerme mal, siempre es mejor que se separen de habitaciones”, explicó la experta durante su visita al pódcast ZENVIBES.
Cada uno a su cama. El descanso va más allá de la relación de pareja
Aunque cada vez son más las parejas que viven juntas, pero duermen por separado, hay quienes no acaban de ver práctica esta costumbre, sobre todo por motivos de espacio o comodidad. Sin embargo, la psicóloga asegura que lo importante es garantizar el descanso, y que no pasa nada por pactar esta separación voluntaria: “Se tiene lo que se tiene que hacer antes, y luego cada uno a su cama. El descanso va más allá de la relación de pareja”.
Contrariamente a lo que nos han enseñado, dormir por separado, explica, que, no significa que la relación esté en crisis. De hecho, podría incluso mejorarla. “Si tú y yo dormimos juntos y no descansamos bien, al día siguiente no voy a estar por ti, no voy a estar cariñosa, no te voy a decir buenos días, no te voy a dar un beso, porque estaré hecha polvo, estaré cansada, estaré irritable, no querré que me toque nadie, no tendré ganas de nada”, señala.
Roure concluye que debemos destinar cada espacio del día a un objetivo concreto. Así como durante el día deberíamos dedicar nuestro tiempo a fomentar las relaciones con la familia y los amigos, por la noche deberíamos enfocarnos en cuidar de nuestro descanso.