La ansiedad y el estrés no solo se manifiestan a través de síntomas psicológicos como la fatiga, la tristeza o el nerviosismo, sino que también pueden afectar al cuerpo mediante la caída del cabello, dolores de cabeza, temblores, molestias gastrointestinales, hormigueo, taquicardias, problemas respiratorios, sudoración excesiva o tensión muscular, entre otras alteraciones físicas.
En una comunicación reciente para La Vanguardia, la odontóloga Laura Pérez señaló que está acostumbrada a recibir en consulta a pacientes con problemas bucodentales provocados por trastornos de ansiedad y estrés.

Laura Pérez, odontóloga, trabajando
''Cada vez vemos más pacientes que presentan problemas bucales cuyo origen no está en una mala higiene, sino en su estado emocional. La boca es a menudo el primer lugar del cuerpo donde se manifiesta la sobrecarga mental'', explicó la doctora, directora médica de la clínica dental Pérez Saavedra.
Uno de los signos físicos que suele aparecer como consecuencia de los problemas emocionales o de ansiedad es el bruxismo, un hábito involuntario que consiste en apretar o rechinar los dientes, sobre todo por la noche, durante las horas de sueño. ''El bruxismo se ha disparado tras la pandemia. Muchos pacientes no son conscientes de que lo padecen, a pesar de presentar señales claras como dolores de cabeza persistentes, sensibilidad dental o un desgaste notable en el esmalte. Es una forma inconsciente de liberar la tensión acumulada'', aclaró la odontóloga. Luego destacó que es fundamental tratar el origen emocional para evitar que el problema se cronifique.

El dentista puede resolver alteraciones del sueño.
El estrés crónico también puede dejar huella en las encías. ''Aunque a menudo se atribuyen a un cepillado demasiado fuerte, las encías retraídas pueden ser, en realidad, la respuesta inflamatoria del organismo ante un estado de tensión prolongada. Este tipo de daño es silencioso y progresivo'', explicó la profesional.
También es común que, en situaciones de estrés intenso, las defensas del organismo disminuyan de manera notable y la mucosa oral se vuelva más vulnerable, lo que favorece la aparición de lesiones como aftas bucales o llagas.
Puede alterar el equilibrio natural de la boca
Las personas que sufren estrés sostenido en el tiempo pueden experimentar un desequilibrio en sus bocas, ya que la reducción de la producción de saliva conduce a una sensación constante de sequedad.
''Cuando la saliva disminuye, la boca se vuelve más propensa a infecciones, como la caries'', sentenció la doctora Pérez. En momentos de gran ansiedad, muchas personas desarrollan hábitos alimenticios perjudiciales para la salud, como el consumo excesivo de azúcares o bebidas ácidas, que pueden erosionar el esmalte dental.