Los riñones son un órgano del que solemos acordarnos poco, pues, a diferencia de otros, cuando fallan, lo hacen en silencio, sin dar apenas síntomas durante años. Sin embargo, su impacto en nuestra salud es mucho mayor de lo que imaginamos: están implicados en el control de la presión arterial, la anemia, el metabolismo del calcio e incluso en los mecanismos del envejecimiento. Tan solo en nuestro país, 1 de cada 7 españoles sufre una enfermedad renal, pero solo la mitad lo sabe.
Para entender cómo cuidar estos órganos tan discretos como fundamentales, hemos conversado con el doctor Borja Quiroga, nefrólogo del Hospital Universitario La Princesa y autor del libro Por mis riñones que hoy como bien, que desmonta algunos de los mitos más extendidos y explica de forma clara qué debemos —y qué no debemos— hacer para mantenerlos sanos durante toda la vida.
Los riñones son los grandes olvidados de la salud. ¿Por qué deberíamos prestarles más atención?
Son los grandes olvidados porque no dan ningún síntoma. La enfermedad renal se desarrolla de forma muy lenta, por eso se le suele restar importancia. Sin embargo, hoy sabemos que tener una enfermedad renal avanzada es sinónimo de muerte prematura. El riñón no solo depura toxinas, también regula la anemia, el calcio, la presión arterial y produce una hormona antienvejecimiento llamada Klotho. Cuando falla el riñón, disminuye esta proteína y el organismo envejece más rápido: los vasos sanguíneos, el cerebro y el cuerpo entero.
En España, alrededor de seis millones de personas (un 15% de la población) tienen enfermedad renal, pero solo la mitad lo sabe. Es decir, tres millones de personas están envejeciendo prematuramente sin saberlo.
¿Qué nos puede revelar el color de la orina sobre nuestro estado de salud?
La orina ofrece muchísima información sobre nuestra salud. De hecho, a través de su análisis se puede saber incluso qué comemos. Cuando los riñones fallan, pueden dejar escapar proteínas o células a la orina. Esto puede manifestarse como orina espumosa (espuma persistente, similar a la cerveza), que indica pérdida de proteínas y es signo de enfermedad renal. También puede haber sangre o restos celulares que tiñen la orina de color rojo o marrón (tipo coñac o Coca-Cola), lo cual sugiere piedras en el riñón, infecciones o problemas en el filtro renal.

El color de la orina puede ofrecer mucha información sobre el estado de nuestros riñones
¿La orina espumosa es realmente un signo de problemas renales?
Sí, la orina espumosa puede ser un indicador de pérdida de proteínas, que es una manifestación importante de enfermedad renal. Muchas veces el paciente no es consciente de este signo hasta que lo comentas en consulta.
¿Qué colores o aspectos de la orina deberían preocuparnos de verdad?
Principalmente, la orina roja (sangre pura) y la marrón. La roja suele deberse a sangrado en las vías urinarias, por ejemplo por una piedra que va arañando el uréter. El color marrón suele deberse a la pérdida de glóbulos rojos filtrados por el riñón, lo cual también es indicativo de enfermedad renal.
La orina espumosa puede ser un indicador de pérdida de proteínas, que es una manifestación importante de enfermedad renal
¿Cuánta agua es realmente recomendable beber al día? ¿Es un mito lo de los dos litros?
Es un mito absoluto. No existe ninguna recomendación universal en medicina que sea válida para todos. De forma general, el riñón necesita medio litro de agua para eliminar toxinas. A eso hay que sumar las pérdidas insensibles (por respiración y transpiración), que son unos 700-800 ml. Por tanto, en condiciones basales, serían unos 1,2 litros diarios de agua, considerando tanto bebidas como alimentos ricos en agua (frutas, verduras). A partir de ahí, la sed es un buen indicador. Si hace calor, si se hace ejercicio o si hay pérdidas digestivas, se requerirá más agua.
¿Beber demasiada agua puede ser perjudicial para los riñones?
En general, no. El riñón es muy inteligente y regula bien el exceso de agua, eliminándola. Sin embargo, a partir de consumos extremos (18-20 litros diarios), puede ser peligroso porque el riñón no es capaz de eliminar tanta agua, generando desequilibrios de minerales que pueden ser mortales. Este tipo de situaciones se ha dado, por ejemplo, en novatadas universitarias.
¿Qué errores cotidianos cometemos en la dieta que dañan los riñones sin darnos cuenta?
El gran problema es la falta de tiempo para cocinar sano, lo que favorece el consumo de ultraprocesados, que están llenos de aditivos, colorantes y fósforo. Este fósforo daña el riñón porque agota la proteína Klotho, acelerando el envejecimiento. Otro problema muy habitual es el exceso de sal oculta en los alimentos, incluso en personas que creen comer “sin sal añadida”. El exceso de sal favorece la retención de líquidos, hipertensión y daño renal.

El nefrólogo es un firme defensor de no dar suplementación de forma general a la población
¿Por qué el exceso de sal es especialmente peligroso para los riñones?
Porque contribuye a la retención de líquidos y al aumento de la presión arterial, dos factores que afectan directamente al funcionamiento renal.
¿Qué tipo de alimentación recomendaría para proteger la salud renal?
La dieta mediterránea, sin ninguna duda. No lo digo solo por ser español, sino porque está científicamente demostrado que mejora la supervivencia. Se basa en frutas, verduras, aceite de oliva, legumbres, pescado, y un consumo limitado de carnes rojas. Es una dieta equilibrada, completa y saludable.
Se ha demostrado que la creatina es el suplemento más seguro que existe actualmente
Eres un firme defensor de no suplementar con vitamina D. ¿Por qué?
Soy defensor, de hecho, de eliminar los suplementos en términos generales, porque la suplementación debe estar justificada y supervisada. El gran problema es que se ha popularizado la suplementación con vitamina D sin una verdadera evidencia de beneficio en población sana. Para que tenga sentido suplementar, debe existir una indicación concreta, como en pacientes con osteoporosis, enfermedad renal, hígado graso o algunas patologías neurológicas. En personas sanas, incluso con niveles bajos en los análisis, no se ha demostrado que la vitamina D reduzca el riesgo cardiovascular, las fracturas, los tumores o mejore el crecimiento infantil.
¿Y puede ser peligroso?
Por supuesto, suplementar sin control conlleva riesgos. He visto en consulta intoxicaciones por vitamina D, que han derivado en cálculos renales o incluso en fallo renal, porque favorece la acumulación de calcio. Lo normal es obtener la vitamina D a través del sol: basta con diez minutos diarios al aire libre, incluso en invierno, para mantener niveles adecuados en la mayoría de personas.
¿Es segura la creatina para los riñones en personas sanas?
Sí, es el suplemento más seguro que existe actualmente. Durante años se demonizó por su relación con la creatinina (un marcador renal), pero hoy sabemos que no afecta la función renal en personas sanas. Además, hay estudios que sugieren incluso beneficios cognitivos, como en el caso de pacientes con Alzheimer. Eso sí, es importante que sea creatina monohidratada pura y de calidad.

El experto asegura que hasta 5 tazas de café al día pueden ser beneficiosas
¿El alto consumo de proteínas puede realmente dañar los riñones?
Depende. Si la persona tiene enfermedad renal, el consumo de proteínas debe ser moderado (aprox. 1g/kg/día). En personas sanas, pueden consumir hasta 2,5g/kg/día sin que exista evidencia de daño renal, siempre con cierta monitorización si se superan esos valores, como ocurre en deportistas de alto rendimiento.
¿El café tiene algún impacto negativo en la función renal?
Al contrario: tiene un efecto positivo. El problema en el pasado era el café torrefacto (con azúcar quemado), pero el café natural se ha demostrado beneficioso para el corazón, el riñón y el organismo en general. Hasta cinco tazas diarias son saludables. Incluso el café descafeinado aporta antioxidantes beneficiosos.
Tanto el ibuprofeno como otros antiinflamatorios pueden dañar el riñón, incluso desde la primera dosis
¿El uso frecuente de antiinflamatorios (como ibuprofeno) puede afectar la función renal a largo plazo?
Sí, claramente. Tanto el ibuprofeno como otros antiinflamatorios (antiinflamatorios no esteroideos) pueden dañar el riñón, incluso desde la primera dosis, especialmente en personas con enfermedad renal previa. El paracetamol, en uso crónico y mantenido, también puede afectar. Si se abusa de ellos, estos medicamentos pueden dañar las células renales, disminuir el flujo sanguíneo al riñón y producir toxicidad directa.
Si tuviera que dar tres consejos prácticos para cuidar los riñones durante toda la vida, ¿cuáles serían?
Lo primero sería comprobar si existe una enfermedad renal, mediante un simple análisis de sangre (para medir la creatinina) y de orina (para detectar proteínas). Después, cuidar la alimentación: evitar los ultraprocesados y reducir la sal, que afectan directamente a los riñones. Y, por último, controlar bien enfermedades como la diabetes y la hipertensión, que son dos de los principales factores de riesgo para el daño renal.