Cuando el calor aprieta, el plátano madura en cuestión de horas. Y no es magia, es etileno. Con la llegada de las altas temperaturas, muchos hogares se enfrentan a un problema recurrente: la fruta se estropea antes de poder disfrutarla. Luis Alberto Zamora, más conocido como Nutriman, pasó por el plató de Y ahora Sonsoles para explicar de forma clara y desenfadada cómo evitar el desperdicio alimentario en verano con pequeños gestos... o mejor dicho, con pequeños trucos.
Uno de los más aplaudidos fue el del papel de aluminio en el rabito del plátano. ¿La razón? Según explica, el plátano es una fruta climatérica, lo que significa que sigue madurando una vez recolectada gracias a un gas natural que libera: el etileno. Este gas se escapa principalmente por el tallo y acelera la maduración tanto del propio plátano como de otras frutas cercanas. “Si lo envuelves con un poco de papel de aluminio, se conserva mejor”, explicó mientras Sonsoles Ónega probaba la técnica en directo: “Como en la peluquería, para subir la mecha”.
No todo va a la nevera
“Hay frutas que pierden sabor si las enfrías”
Más allá del truco viral del plátano, Nutriman quiso dejar claro que no todas las frutas deben guardarse en frío. “Melones, tomates, kiwis, aguacates, manzanas… Son frutas climatéricas. Es decir, si las compras verdes y las dejas fuera, maduran solas. Pero si las metes en la nevera, se corta el proceso”, explicó. ¿El resultado? Frutas que parecen eternas pero insípidas. “Un tomate de nevera y otro que ha estado fuera no tienen nada que ver a nivel de sabor”, insistió.
Zamora también alertó de otro error común: el recipiente en el que almacenamos la fruta. “El frutero ideal es de mimbre o madera, materiales que dejan transpirar. Nada de plástico, ni cristal. La humedad es enemiga de la fruta”. Entre risas con Sonsoles, bromeó sobre la eterna batalla entre estética y funcionalidad: “La elegancia está reñida con que las cosas duren”.
Una de las claves para conservar mejor la fruta es no mezclar piezas en distintos estados de maduración. ¿Por qué? Porque el etileno de las frutas maduras “se pega” a las verdes, haciendo que maduren demasiado rápido. “Es como cuando a las naranjas les sale el moho: una se estropea y arrastra a todas las demás”, ilustró Zamora entre carcajadas del plató. “Igual que los políticos corruptos”, remató Sonsoles Ónega.
Aunque en general las frutas climatéricas deben conservarse fuera, una vez que están en su punto óptimo de maduración, se pueden meter en la nevera para ralentizar el proceso y alargar un poco más su vida útil. “Pero que nadie espere que sepan igual”, advirtió el nutricionista.