El colágeno no solo sostiene la piel, también marca la diferencia entre una cara firme y una con arrugas más marcadas. Cuando se degrada, la elasticidad se pierde y aparecen señales que se notan. Esto no ocurre solo con el paso del tiempo. Hay ciertos alimentos que, consumidos con frecuencia, aceleran este proceso desde dentro, aunque no siempre se les relacione de forma directa con el envejecimiento cutáneo.
Ana Molina, reconocida dermatóloga y divulgadora, habló sobre este asunto en una conversación con Anne Igartiburu, en la que detalló cuáles son los tres grandes enemigos blancos para la salud de la piel.
No hay crema que lo disimule
Lo que comes también se nota en la piel, aunque no siempre sepas por qué
Uno de ellos es el azúcar libre. Su consumo habitual rompe estructuras fundamentales como el colágeno y la elastina, que son esenciales para mantener la piel firme. La especialista explicó que “el azúcar acelera el envejecimiento porque rompe el colágeno y la elastina, que son como el sostén natural de tu piel”.
A diferencia del azúcar presente en frutas o verduras, que no supone un problema, el que se añade a productos procesados o se utiliza para endulzar bebidas tiene un efecto perjudicial sobre los tejidos dérmicos.
El segundo alimento de esta lista son las harinas refinadas. Aunque no se suelen tener en cuenta al hablar de la piel, su transformación rápida en glucosa provoca inflamaciones internas que afectan directamente a la dermis.
Según explicó Molina durante la charla, “las harinas refinadas se convierten rápidamente en glucosa, lo que genera inflamación y puede empeorar condiciones como acné y rosácea”. También advirtió de que este tipo de ingredientes contribuyen al deterioro del colágeno, de forma similar a lo que ocurre con el azúcar.
La tercera sustancia que mencionó es la sal, que puede provocar retención de líquidos y modificar la apariencia del rostro. No se trata solo de un tema de tensión arterial o de riñones: la piel también reacciona. Molina apuntó que “el exceso de sodio retiene líquidos, hincha tu rostro y puede dar un aspecto cansado y apagado”.
Más allá de evitar estos tres productos, la dermatóloga recomendó priorizar alimentos frescos y evitar los procesados. Esa sería, en sus palabras, una de las formas más eficaces de conservar el brillo natural de la piel.