A finales de los años 90, un estudio publicado en Archives of Ophthalmology ya advertía que los ojos de los bebés eran especialmente sensibles a la radiación ultravioleta. A diferencia de los adultos, sus pupilas son más grandes y el cristalino aún no filtra la luz solar con eficacia. Esa fragilidad sigue siendo la misma hoy, aunque el mercado esté lleno de productos que prometen protección sin ofrecerla realmente.
La exposición acumulativa desde la infancia puede provocar daños que no se manifiestan de inmediato. Por eso, cualquier accesorio que interfiera en la salud visual infantil tiene que cumplir requisitos concretos, más allá de que sean bonitas.
Efecto contrario
Las gafas infantiles sin filtros adecuados pueden empeorar la exposición al sol
Pedro Camacho, pediatra, publicó en su perfil de Instagram una advertencia que ha tenido bastante repercusión. En ella, respondía a una duda recurrente entre familias que se preparan para los meses de mayor exposición solar. Lo que explicó iba más allá del consejo genérico de proteger los ojos de los bebés. Según dijo, “algunas pueden ser más peligrosas que no ponerles nada”. Se refería a aquellas gafas de juguete que no tienen ningún tipo de filtro UV, aunque imiten la forma y apariencia de unas homologadas.
En la misma publicación, añadió que este tipo de gafas no solo resultan inútiles, sino que amplifican el riesgo porque “los ojos del bebé necesitan unas gafas que estén homologadas y que tengan un filtro UV 400 para que proteja frente a los rayos ultravioleta”. También insistió en que deben incorporar el marcado CE visible en la patilla y contar con una categoría de filtro solar adecuada. “La más recomendable para los niños es la categoría 3”, detalló, haciendo referencia al nivel que bloquea una mayor cantidad de luz, sin ser demasiado oscuro para su uso habitual.
Camacho no solo enumeró criterios técnicos. También animó a evitar compras impulsivas o en puntos de venta que no garanticen estándares sanitarios. El riesgo no está en llevar gafas o no, sino en no revisar si cumplen con lo necesario.
Para facilitar la tarea, elaboró una guía con recomendaciones prácticas de cara al verano, disponible a través de su página web. Según dijo, ese contenido incluye consejos sobre cómo identificar modelos seguros y qué errores se repiten con más frecuencia. En bebés, cualquier protección no sirve. Hay que saber qué se está poniendo delante de sus ojos.