Cuidar la alimentación es clave para nuestra salud y bienestar general. Una dieta equilibrada no solo ayuda a prevenir enfermedades, sino que también mejora el estado de ánimo, aporta energía y favorece el mantenimiento de un peso saludable.
Con la llegada del verano, son muchas las personas que recurren a dietas milagro y que viven con temor a que ciertos excesos, como una comida fuera de casa o una cerveza después de la playa, puedan pasar factura a su salud intestinal. Pero disfrutar no es sinónimo de descuidarse. Darse un capricho de vez en cuando no solo puede ser placentero, sino también beneficioso para el organismo. En concreto, para la microbiota.
Pero disfrutar no es sinónimo de descuidarse
La microbiota intestinal, ese complejo ecosistema de bacterias que habita principalmente en nuestro intestino, cumple un papel esencial en la salud física, emocional e inmunológica. Estas bacterias contribuyen a funciones tan relevantes como la digestión y absorción de nutrientes, la producción de vitaminas, la protección frente a patógenos y la regulación del sistema inmunológico.
No siempre es bueno vivir dentro de una cuadrícula perfecta y comer sin aditivos, sin conservantes o sin colorantes
Y lo más interesante: es un sistema dinámico y sorprendentemente resiliente. Aunque puede verse alterado por factores como el estrés, la toma de antibióticos, enfermedades gastrointestinales o una alimentación poco adecuada, tiene una gran capacidad de recuperación. Según explica la doctora María Dolores de la Puerta, este órgano invisible dispone de recursos propios para adaptarse, regenerarse y volver al equilibrio cuando se le ofrecen las condiciones necesarias. Para ello, no basta con cuidarla: también hay que dejarla respirar.
“El mejor favor que podemos hacerle a nuestra microbiota es sorprenderla de vez en cuando”, afirma la doctora de la Puerta, que ha participado recientemente en el pódcast Como Soy para hablar sobre el papel de estas bacterias en la salud.
La capacidad del cuerpo para recuperarse de ciertos maltratos es del 100%. La microbiota es un órgano muy resiliente
Romper de vez en cuando con la rutina, incluso con hábitos saludables, puede ser una forma de estimular la capacidad de adaptación de la microbiota. Así como el cuerpo necesita moverse para mantenerse fuerte, este ecosistema interno también se fortalece con cierta variabilidad. De la Puerta cuenta que no se preocupa en exceso por lo que come cuando sale fuera de casa. Para ella, el equilibrio es la clave de una buena salud.
Microbiota
De hecho, la doctora advierte: si una mínima transgresión en la dieta provoca molestias digestivas, probablemente esa microbiota esté estresada. Por eso no es raro que las personas más estrictas con su alimentación sean también las más sensibles a los cambios.
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El mensaje de la doctora es claro: no se trata de renunciar a los buenos hábitos, sino de saber flexibilizar. Cuidarse no significa vivir encerrado en una rutina perfecta. A veces, dejar espacio para la imperfección es la mejor forma de mantener el equilibrio.
