Aitor Sánchez, nutricionista:“Guardar la patata cocida en el frigorífico no solo ayuda a reducir los picos de glucosa, sino que también favorece a la microbiota al convertirse en almidón resistente”

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El nutricionista Aitor Sánchez destaca los beneficios de un gesto tan simple como guardar la patata cocida en el frigorífico

Aitor Sánchez, nutricionista

Aitor Sánchez, nutricionista

Con la llegada del verano, las ensaladas, las frutas y los platos rápidos ganan protagonismo en la mesa. Las altas temperaturas invitan a cocinar menos y a optar por opciones ligeras, frescas y fáciles de preparar. En este contexto, un alimento tan común y versátil como la patata puede convertirse en un inesperado aliado de la salud intestinal.

Así lo explica el nutricionista Aitor Sánchez, quien destaca los beneficios de un gesto tan simple como guardar la patata cocida en el frigorífico. Lejos de tratarse de una moda pasajera o una creencia sin fundamento, esta práctica transforma parte del almidón presente en el tubérculo en almidón resistente.

Patata nevera

Según el experto, los beneficios se potencian si, antes de refrigerar la patata, le añadimos un poco de aceite

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Al igual que el arroz o la pasta, el experto señala que los tubérculos contienen este tipo de carbohidrato complejo que actúa como reserva de energía. Lo interesante ocurre cuando después de cocinar estos alimentos, los refrigeramos: durante ese proceso se produce lo que se conoce como retrogradación del almidón. Este cambio estructural transforma parte del almidón en una forma especial llamada almidón resistente, que actúa en el cuerpo como si fuera fibra dietética. “Esto ayuda a nuestra microbiota y también a las células del aparato digestivo”, explica el nutricionista.

Sin esfuerzo, puedes aportar un extra de fibra, reducir el impacto glucémico y disminuir el aporte calórico del plato

Aitor Sánchez,nutricionista

Además, revela que los beneficios se potencian si, antes de refrigerar la patata, le añadimos un poco de aceite de oliva. Sánchez explica que también se ha observado que cuantos más ciclos de calentamiento y enfriamiento se produzcan, más cantidad de almidón resistente se genera. Sin embargo, no recomienda repetir esos ciclos de forma intencionada, ya que podrían comprometer la seguridad alimentaria debido al posible crecimiento bacteriano. En su opinión, lo más sensato es hacerlo solo si surge de forma natural, por ejemplo, si sobra alimento y decidimos refrigerarlo antes de desecharlo.

Tortilla patatas

Tortilla de patatas

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“Este pequeño truco es fantástico porque, sin esfuerzo, puedes aportar un extra de fibra, reducir el impacto glucémico y disminuir el aporte calórico del plato. En principio, todo son ventajas”, afirma el experto. Aunque, al mismo tiempo, advierte que no debemos tomar este consejo como una fórmula mágica para resolver todos nuestros problemas nutricionales. “Como siempre, ha habido quien ha exagerado sus beneficios, haciendo creer que es lo más importante que puedes hacer en tu alimentación. Y no es así”.

No tiene sentido refrigerar patatas si no se consumen ensaladas, legumbres ni hortalizas. Establezcamos prioridades

Aitor Sánchez,nutricionista

De hecho, Sánchez recuerda que no sirve de nada meter la patata al frigorífico si después no se consumen ensaladas, legumbres ni hortalizas. “Establezcamos prioridades: lo ideal es que tomes de base esos productos, y luego, si quieres añadir una patata refrigerada a tus platos, perfecto. Así cumple su función dentro de un orden lógico de alimentación saludable”, concluye.

Por otro lado, para cocer la patata no siempre es necesario recurrir a una olla con agua. Una opción rápida y eficaz es cocinarla en el microondas: basta con lavarla bien, pincharla con un tenedor y envolverla en papel de cocina húmedo antes de calentarla durante unos minutos, dependiendo de su tamaño. Una vez cocida y refrigerada, la patata se conserva en buen estado hasta tres días en la nevera, más que otros hidratos como el arroz o la pasta, lo que la convierte en una excelente opción para planificar comidas en verano.

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Con su textura firme y su sabor suave, la patata cocida refrigerada es perfecta para platos como una ensalada de patata con atún y huevo duro, una tortilla de patatas, o incluso combinada con verduras para preparar cremas frías o algún salteado rápido. Recetas sencillas y equilibradas con las que disfrutar y sentirse bien durante el verano.

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