El mundo de la medicina avanza a pasos agigantados a cada año que pasa. Las investigaciones se multiplican en distintos países, al mismo tiempo que lugares como el Hospital Clínic de Barcelona innovan constantemente sobre sus tratamientos y métodos de operación. Sin embargo, son millones las personas que no han podido verse beneficiadas a lo largo de la historia, incluyendo a algunos de sus artistas más influyentes.
Una historia que Inés Moreno, más conocida como Traumatóloga Geek en redes sociales, ha añadido a su colección de acontecimientos del pasado. La divulgadora suele indagar en distintos ámbitos para rescatar personajes y ocurrencias vinculadas con la medicina y su profesión, desde Florence Nightingale hasta el rey Sancho I de León. En esta ocasión, ha destacado la perseverancia de Renoir, uno de los pintores más inclasificables de la época impresionista.
Un artista inmortal, una batalla contra su propio cuerpo. Esta es la historia de Pierre-Auguste Renoir, un pintor que no dejó que la enfermedad le robara la luz. Renoir conquistó el mundo del arte con su color y con su alegría. Pintó obras llenas de luz como el Moulin de la Galette o El palco, capturando la belleza y el movimiento de París. Pero a los 50 años, la artritis reumatoide cambió su vida para siempre”, expresaba, aportando los detalles principales.
“¿Qué es esta enfermedad? Es mucho más que dolores en las articulaciones. La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune. El sistema de defensa de tu propio cuerpo, en lugar de protegerte, ataca por error tus propias articulaciones. Destruye el cartílago, deforma los huesos y provoca dolor, hinchazón y rigidez. No importa la edad, el poder ni el talento, puede golpear a cualquiera. Los dedos de Renoir se deformaron”, indagaba.
Una combinación extraña
“No podía cerrarlos, y el dolor era tan constante que mucho creyeron que nunca volvería a pintar. Pero Renoir no se rindió. Mandó atar pinceles a sus manos retorcidas. Pintaba con el brazo completamente vendado. Desafiaba su propia enfermedad. Así nacieron obras aún más poderosas con colores cálidos y pinceladas sueltas como Las bañistas o Las grandes bañistas”, exponía, destacando su papel en una época de medicina menos avanzada.
“Hoy, la artritis reumatoide puede tratarse con medicamentos que frenan el daño y devuelven la calidad de vida. Pero en tiempos de Renoir, sólo quedaba el coraje y la pasión”, concluía. Recientemente, Moreno también destapaba los entresijos de la primera vacuna de la historia, desarrollada por Edward Jenner mediante un llamativo experimento: “Agarra pus de vaca enferma y se le inyecta a un niño sin saber si lo iba a salvar o a matarlo. El niño sobrevive y cuando lo expone a la viruela humana real, ni se inmuta. Estaba inmune”.