El mundo de la medicina avanza a pasos agigantados a cada año que pasa. Las investigaciones se multiplican en distintos países, al mismo tiempo que lugares como el Hospital Clínic de Barcelona innovan constantemente sobre sus tratamientos y métodos de operación. Sin embargo, una de las mayores creaciones para la comunidad médica llegó a finales del siglo XVIII, cambiando la forma de tratar y cuidar a los pacientes.
Esta historia ha servido a Inés Moreno, más conocida como Traumatóloga Geek en redes sociales, para proseguir con su historial de contenidos. La divulgadora suele indagar en distintos ámbitos para rescatar personajes y ocurrencias vinculadas con la medicina y su profesión, desde Florence Nightingale hasta el rey Sancho I de León. En esta ocasión, ha querido centrarse en la creación de las vacunas, que arrancó de una forma muy llamativa.
“¿Sabías que el origen de las vacunas incluye pus de vaca y un niño al que usaron como experimento humano? Literalmente pus de una pústula de vaca, en el brazo de un niño de ocho años. Es como empezó todo. Año 1796: la viruela se estaba cargando a medio planeta. No existían vacunas, ni medicina moderna, ni Twitter para quejarte. Sólo un médico británico con nombre de mago, Edward Jenner. Él ve algo muy raro”, expuso.
“Las mujeres que ordeñaban a vacas con viruela bobina no enfermaban. Cero fiebre, cero viruela, cero drama. Entonces Jenner dice: ¿y si engaño al cuerpo con una versión suave del virus? Es como meter al Joker en rehabilitación antes de mandarlo a Arkham. Y aquí viene lo más turbio: agarra pus de vaca enferma y se le inyecta a un niño sin saber si lo iba a salvar o a matarlo. El niño sobrevive y cuando lo expone a la viruela humana real, ni se inmuta. Estaba inmune”, indagó.
Un cambio fundamental
“Había nacido la primera vacuna. ¿Y sabes cómo le puso al invento? Pues vacuna por vaca, en latín. Literalmente una vaca salvó el mundo antes de los Vengadores. Así que la próxima vez que te pongas una vacuna, piensa en ese niño, en esa vaca y en el médico loco que dijo ‘vamos a pinchar esto, a ver qué cosa’”, concluía. Recientmente, Moreno también se pronunciaba sobre la vida y logros de Santiago Ramón y Cajal.
“Mientras todos veían el cerebro como espaguetis, él lo dibujó desde cero. Descubrió que estaba hecho de neuronas individuales, cada una con su propia identidad. Esta idea se llamó ‘doctrina de la neurona’, y es la base de toda la neurociencia moderna. Y no sólo lo entendió, lo dibujó. Era como si Leonardo da Vinci se metiera LSD y dijera ‘Vamos a hacerlo bonito’. Sus ilustraciones siguen en museos, en papers y en oficinas”, señalaba.