Llegar a los 30 años es, para muchas personas, una etapa de transición cargada de constantes cuestionamientos. Así lo explica Helena Guimerá, psicóloga experta en salud emocional, quien señala que este momento suele estar acompañado por una fuerte presión social por alcanzar ciertas metas.
“Es un momento en el que muchas personas sienten presión por cumplir ciertas expectativas, y si la realidad no coincide pueden aparecer ansiedad o sensación de estancamiento”, afirma en su post de Instagram.
La denominada “crisis de los 30” se manifiesta como una incomodidad que puede derivar en reflexiones profundas sobre el rumbo personal, profesional y afectivo.
Según Helena, esta crisis responde a una combinación de factores culturales, psicológicos y sociales. La llegada a esta década se asocia con el fin de la juventud “sin preocupaciones”, el miedo al envejecimiento, las comparaciones constantes (causadas por las redes sociales) y un inevitable cambio en las prioridades vitales.
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“Con las redes sociales, es más fácil compararse con personas de la misma edad que parecen tener vidas ‘perfectas’, lo que puede generar frustración o sensación de atraso”, advierte.
Además, muchas personas comienzan a valorar más la salud, la estabilidad y el bienestar, lo que puede hacerlas sentir que están dejando atrás una parte importante de su identidad.
Ante esta tesitura, la especialista propone cambiar la mirada y ver esta etapa como una oportunidad de crecimiento. “Puedes tomarte esta crisis como una oportunidad para reflexionar, redefinir objetivos y conectar con lo que realmente quieres”, sostiene.

Los viajes en solitario permiten una mayor auto-reflexión
Estrategias como cuidar la salud física y mental, reducir el consumo de contenido digital que genera malestar, y aceptar el paso del tiempo como parte natural de la vida pueden ser herramientas clave.
Por último, Helena sugiere adaptar la vida a esta “nueva versión” de uno mismo, explorando motivaciones actuales y rodeándose de personas con valores similares.