Hacerse adulto es una de las cosas más complicadas que hay. Cumples la mayoría de edad, sales del nido protector de padres y educadores y, de repente, te ves de bruces con un mundo que no espera, que no comparte, que no transige, que no respeta, que no tolera.
Una etapa en la vida en la que pasas a ser adulto casi sin recursos, en la que además, para colmo, tienes que tomar decisiones cruciales que marcarán tu futuro para siempre. Qué carrera profesional escoger, a qué relaciones decir sí o no, tratar de buscar esa estabilidad económica que parece una mera quimera, intentar definir un propósito de vida…
Muchos viven momentos de crisis al no saber qué dirección tomar en sus vida.s
Dejar atrás la adolescencia y enfrentarse a ser adulto no es sencillo. “Sentirse perdido a los 20 años es normal”, afirma la popular coach estadounidense Mel Robbins, quien asegura que tarde o temprano todos pasan por esa fase.
“Tal vez tengas una crisis en el trabajo porque no sabes si es tu camino, o quizá no sepas qué hacer después, o en qué enfocarte”, continúa. “A lo mejor tu grupo de amigos ha desaparecido o que te habrías independizado a estas alturas”.
La experta en desarrollo personal insiste: es un sentimiento totalmente normal. Muchas personas descubren que las expectativas que tenían no se alinean con la realidad, lo que provoca dudas, ansiedad e incluso crisis de identidad que pueden ser increíblemente fuertes. Además, en un mundo cada vez más cambiante y competitivo, la sensación de no estar “avanzando lo suficiente” se intensifica por la comparación constante con los demás, especialmente a través de las redes sociales.
Esta mezcla de factores hace que muchos se sientan perdidos mientras intentan construir una vida propia. “Hay que quitar la presión de encima de nosotros mismos para poder tomar las decisiones que hay que tomar para poder mover la vida en una nueva dirección”, insiste.
Mel Robbins: “Los sueños no tienen fecha de caducidad”
El problema, según la coach, es que la mayoría está tan preocupado por seguir el camino que creen “correcto” que se estancan sin remedio, pues no saben ni qué camino es ese. “Estáis tan obsesionados por tomar la decisión correcta que no tomáis ninguna decisión”, se lamenta Robbins. “Nunca descubriréis qué es lo que se supone que tenéis que hacer ni quiénes se supone que tenéis que ser, si seguís así”.
Mel Robbins, además, tiene una potente afirmación para todos aquellos que se sienten perdidos y sin saber muy bien por dónde tirar, sea cual sea el momento vital en el que se encuentren: “No tenéis que hacerlo todo, no hay que llegar a todo. ¿Por qué quieres hacerlo todo? Escribe todo lo que te gustaría hacer y comienza a soñar. No te limites por el tiempo”, insiste.
Mel Robbins: “No hay decisiones incorrectas. No tomar una decisión es una decisión”.
Como reitera la experta, todos estos planes no tienen nada que ver con planificar tu tiempo, sino con las cosas que te gustaría hacer, y aprender dos valiosas lecciones: los sueños no tienen fecha de caducidad y ser conscientes que, al tomar una decisión, nunca hay una mala, siempre y cuando “aprendas algo” de esa experiencia. “Estamos tan centrados en la edad y el tiempo que estamos dando un poder a la toma de decisiones y la manera ‘correcta’ de hacerlo que no deben tener. Explora, aprende, sueña. Toma una decisión, no la decisión”.
