Milena González, psicóloga: “Si tu hijo no obedece a la primera o te lleva la contraria, debes alegrarte. Será esa voz la que lo liberará de relaciones tóxicas y le dará seguridad en un futuro”

Crianza

Si bien es importante enseñar a los más pequeños a comportarse con respeto y seguir ciertas normas, los expertos advierten que esto no debe implicar silenciar su voz

Milena González, psicóloga

Milena González, psicóloga

Con la llegada del verano, la convivencia familiar se intensifica y aumentan las ocasiones en las que padres e hijos deben lidiar con las pequeñas desavenencias del día a día. Desde los deberes escolares hasta la elección de la ropa, la comida o los planes familiares, casi cualquier decisión puede convertirse en motivo de discusión.

Si bien es importante enseñar a los más pequeños a comportarse con respeto y seguir ciertas normas, los expertos advierten que esto no debe implicar silenciar su voz. Permitir que los niños expresen su opinión, aunque a veces resulte desafiante, es clave para su desarrollo emocional. Sentirse escuchados y seguros al comunicar lo que desean o necesitan no solo mejora la dinámica familiar, también contribuye a construir una identidad sólida y segura.

Padre corrigiendo la conducta de su hijo

Padre corrigiendo la conducta de su hijo

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“Alégrate de que tu hijo no te obedezca a la primera”, afirma Milena González, psicóloga especializada en crianza. Su declaración, que puede sorprender a muchos padres, parte de una idea fundamental: la desobediencia no siempre es un problema, sino que puede convertirse en una señal de desarrollo saludable.

No apagues abruptamente la voz de tu hijo ni su voluntad

Milena González, psicóloga

Según González, cuando un niño cuestiona lo que se le dice o parece querer llevar la contraria, no estamos ante una amenaza, sino frente a una oportunidad para educar. “Sé que esos momentos son difíciles de sobrellevar”, reconoce, “pero silenciar la voz o la voluntad del niño de forma abrupta puede tener consecuencias negativas en su desarrollo emocional”. La experta sostiene que será esa misma voz la que, con el tiempo, lo libre de relaciones tóxicas, insanas e inseguras.

Llevar la contraria no siempre es un problema: en muchos casos, es una oportunidad para el diálogo

Llevar la contraria no siempre es un problema: en muchos casos, es una oportunidad para el diálogo

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Por el contrario, crecer con miedo a expresar lo que se piensa puede afectar seriamente el desarrollo emocional y social de un niño. Por ejemplo, puede derivar en baja autoestima, dificultad para establecer límites, problemas de integración social y otros trastornos emocionales como ansiedad o frustración. 

La psicóloga subraya que la capacidad de decir “no quiero”, “no me gusta” o “no me interesa” a los amigos en la adolescencia, o de establecer límites en una relación de pareja en la adultez, es una habilidad que se cultiva desde la infancia. Y en ese proceso, el hogar debe ser un espacio seguro donde los niños aprendan a expresar lo que sienten, piensan y necesitan sin temor a ser reprimidos.

Cuando educamos, lo hacemos para el momento, pero sobre todo para la vida

Milena González,psicóloga

“Cuando un niño no obedece de inmediato o actúa como si no escuchara, no se trata solo de un desafío a la autoridad”, explica González. “Es una oportunidad para enseñarle a negociar, a buscar soluciones y, sobre todo, a entender que su voz también merece ser escuchada”.

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La psicóloga admite que es normal que la determinación, la tozudez y el ímpetu de los hijos pongan a prueba la paciencia de los padres, y que dialogar o tratar de comprenderlos pueda resultar agotador. Sin embargo, González invita a mirar más allá del momento: esas mismas cualidades que hoy pueden desbordar emocionalmente serán, en el futuro, las que les permitirán defenderse, tomar decisiones y mantener su autonomía. Porque, como recuerda, “cuando educamos, lo hacemos para el momento, pero sobre todo para la vida”.

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