Viajar es un placer… pero también puede esconder un riesgo del que pocos son conscientes: la trombosis venosa profunda, también conocida como síndrome de la clase turista. El doctor Enrique Puras, especialista de la Unidad de Angiología y Cirugía Vascular de Olympia-Grupo Quirónsalud, ha lanzado una advertencia clara en su perfil de Instagram: la inmovilidad prolongada durante un viaje largo puede ser suficiente para desencadenar una trombosis o incluso una embolia pulmonar.
Un riesgo silencioso que puede surgir tras el aterrizaje
El síndrome de la clase turista puede aparecer incluso en personas sanas y sin antecedentes médicos previos
“¿Has oído hablar del síndrome de la clase del turista?”, pregunta en su vídeo. “Suele ocurrir en pacientes que permanecen inmóviles durante vuelos largos, trayectos en coche o viajes en tren. Al no movilizarse, la sangre no circula como debería, queda estancada y puede formar coágulos en las piernas”, explica. Estos coágulos no solo afectan a la circulación local, sino que pueden migrar y provocar una embolia pulmonar, una complicación potencialmente mortal.
Según Puras, los síntomas más frecuentes suelen aparecer durante el vuelo o en las 24-48 horas posteriores, especialmente si no hay una movilización activa del cuerpo. Pesadez, dolor localizado en el gemelo o el sóleo, y una sensación extraña en las piernas pueden ser signos de alerta. Y no es un problema exclusivo de personas mayores o con antecedentes médicos. “Muchos de los pacientes que atendemos no sabían que eran propensos. No tenían ninguna patología previa y debutan con una trombosis tras un viaje largo”, señala.
Por eso, el especialista insiste: todos estamos potencialmente expuestos. “Muchos síndromes de hipercoagulabilidad no se diagnostican hasta que ocurre la trombosis. Por eso hay que prevenir”, apunta.
Muchos debutan con una trombosis tras un viaje sin tener ningún antecedente médico”
¿Cómo hacerlo? Con medidas sencillas, pero constantes. “Moverse en exceso, caminar siempre que podamos hasta llegar al vuelo, y dentro del vuelo también. Llevar ropa cómoda. Hacer ejercicios de flexo-extensión, mover los tobillos, activar los gemelos”, aconseja. Para los trayectos en coche, recomienda hacer paradas cada 10 o 15 minutos para caminar y reactivar la circulación.
Y no menos importante: mantenerse bien hidratado. “Ejercicio, movimiento e hidratación: esa es la mejor profilaxis contra la trombosis del síndrome de la clase turista”, resume el doctor.
A simple vista parece una incomodidad pasajera: estar horas sentado sin moverse. Pero detrás de esa quietud puede esconderse un riesgo real. La mejor medicina, en este caso, es prevenir. Como recuerda el doctor Enrique Puras, evitar una trombosis está, literalmente, en nuestras manos… y en nuestras piernas.