Loading...

Júlia Farré, nutricionista: “Si compras una sandía y tiene una mancha blanca en lugar de amarilla, significa que no ha madurado en el suelo y, por lo tanto, será menos dulce”

Comer bien

Escoger una buena sandía puede parecer una lotería o un golpe de suerte, pero en realidad existen pequeños gestos que marcan la diferencia entre una fruta insípida y otra dulce y jugosa

Júlia Farré, nutricionista

La sandía es una de las frutas estrella del verano: refrescante, hidratante, rica en antioxidantes y muy baja en calorías. Sin embargo, no todas son iguales. Escoger una buena puede parecer una lotería o un golpe de suerte, pero en realidad existen pequeños gestos que marcan la diferencia entre una fruta insípida y otra dulce y jugosa.

La nutricionista Júlia Farré destaca que conviene tener en cuenta algunos detalles visuales, táctiles e incluso sonoros para disfrutarla en su mejor versión. En esta época del año, solemos dejarnos guiar por el tamaño o el color general de la cáscara, pero hay señales mucho más fiables que nos indican si la fruta está en su punto óptimo de maduración. A menudo pasan desapercibidas, pero cada característica puede revelar mucho más de lo que parece a simple vista.

Al comprar una sandía, solemos dejarnos guiar por el tamaño o el color general de la cáscara, pero hay señales mucho más fiables

Getty Images/iStockphoto

Uno de los indicadores más evidentes es la mancha que suele aparecer en la parte inferior. Según Farré, “debe tener una mancha amarilla y no blanca”. Esta señal indica que la sandía ha reposado el tiempo suficiente sobre el suelo mientras maduraba. Cuanto más intensa sea esa tonalidad amarilla, más probabilidades hay de que esté dulce. En cambio, una mancha blanca o muy clara puede significar que fue recolectada antes de tiempo.

El sonido hueco al golpearla indica que tiene un alto contenido de agua y, por tanto, que está jugosa

Júlia Farré, nutricionista

Otro truco muy útil, aunque suene a leyenda popular, es darle unos golpecitos suaves. “El sonido tiene que sonar hueco”, explica la nutricionista. Ese eco es una señal clara de que la sandía contiene mucha agua y, por tanto, estará jugosa y refrescante. Si el sonido es apagado o inexistente, puede que la fruta esté pasada, seca por dentro o haya perdido parte de su frescura.

Más allá del sonido, también conviene observar el rabito. Aunque muchas veces las sandías se venden sin él, cuando está presente también aporta información relevante sobre su estado. “Tiene que estar seco y rizado. Si lo ves verde y tieso, no es una buena sandía”, advierte Farré. Un rabito seco indica que la fruta se cortó en el momento adecuado, mientras que uno verde sugiere que aún no estaba madura del todo.

El rabito debe estar seco y rizado. Si está verde y rígido, significa que la sandía no está en su punto

Júlia Farré,nutricionista

El peso también es un buen indicador. Según la nutricionista, al levantarla, deberías sentir que pesa más de lo que aparenta. “Que cuando la veas y la cojas, digas: ostras, pesa más de lo que parecía”, comenta la experta. Esa sensación de densidad suele significar que está cargada de agua, lo cual es señal de calidad.

Lee también

Por último, la forma que tiene la fruta también puede darnos alguna pista. Farré recomienda elegir una sandía “lo más redonda posible, sin protuberancias extrañas”, y concluye que una forma simétrica refleja un crecimiento regular, sin interrupciones ni alteraciones que puedan afectar su sabor o textura.