La selección de alimentos de cada persona determina qué tan equilibrados y saludables son sus hábitos alimentarios. Frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, semillas, frutos secos, pescados, carnes, lácteos, huevos, estos representan las principales opciones que conforman lo que se consideraría como una dieta sana perfecta. Y esto se puede aplicar a las diferentes comidas del día, incluida la primera de la jornada. Sin embargo, aunque se haya hablado largo y tendido sobre el tema, la realidad es que no existe el “desayuno ideal”, tal y como afirma Gregorio Varela Moreiras, director general de industria Alimentaria, recoge la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Esto se debe a que dependerá de numerosos factores, incluyendo las necesidades y circunstancias de cada persona.
No obstante, aunque existan diversas combinaciones posibles para diseñar un desayuno que resulte saludable y beneficioso, también las hay que provocan el efecto contrario. Puesto que ciertos alimentos no representan la mejor opción desde el punto de vista nutricional, especialmente a primera hora de la mañana.
Los alimentos que conviene evitar en el desayuno
La nutricionista Paloma Quintana menciona algunos alimentos que, al consumirse durante los primeros momentos del día, pueden traer consigo ciertos efectos negativos o contraproducentes. Uno de los que destaca la especialista es el zumo de naranja, un clásico en el desayuno de muchos hogares. “Eleva rápidamente el azúcar en sangre, provocando un pico”, advierte. Esto se debe en buena medida a los azúcares libres presentes en los zumos de frutas, a diferencia de si se consumen enteras. “En una naranja, los azúcares están dentro de las células: cuando la comemos, se liberan lentamente y los absorbemos despacio. En cambio, en un zumo se encuentran fuera de las células, de forma libre”, explica Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos.
Otro factor clave es la saciedad. “Nos hará tener más hambre durante el día”, señala Paloma Quintana. Un estudio publicado en la revista científica ‘Qualitas’ relaciona este fenómeno con esos azúcares libres, y señala la obesidad, la diabetes o la hipertensión arterial como algunas patologías asociadas a su consumo. Entre los alimentos que la nutricionista recomienda evitar en el desayuno está el pan blanco, el motivo es el mismo: la rápida subida del azúcar en sangre. “Hace que tengas más hambre a lo largo de la mañana y, encima, con menos nutrientes”.
También desaconseja incluir en el desayuno los productos de bollería y galletas, que se encuentran entre los alimentos más consumidos en el desayuno por los niños de uno a nueve años, según los datos recogidos por la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Una opción poco nutritiva y saciante, además, a menudo con un alto contenido en grasas saturadas y azúcares, según advierten desde el medio especializado ‘Healthline’. Igualmente cabe mencionar a las bebidas energéticas, que presentan una gran cantidad de azúcares, colorantes y cafeína, señala Paloma Quintana.