Cuando suben las temperaturas y la cocina se transforma en un horno, conservar ciertas frutas y alimentos se convierte en todo un reto. Entre ellas, hay una que destaca por su rapidez al madurar en verano: el plátano. Si has comprado algunos estos días, es probable que hayas notado cómo, en apenas unas horas o pocos días, su piel amarilla se oscurece hasta volverse negra, y su interior alcanza una maduración excesiva.
Este cambio no es casualidad. Detrás hay una explicación científica relacionada con su proceso natural de maduración, pero también una solución práctica y sencilla que puedes aplicar en casa para alargar su vida útil y evitar el desperdicio.

La nutricionista recomienda no almacenar plátanos junto a otras frutas climatéricas como la manzana, la pera o el aguacate
La nutricionista Julia Farré explica que el plátano es una fruta climatérica. Es decir, una fruta que sigue madurando después de ser recolectada gracias a un gas natural llamado etileno. Este gas actúa como una hormona vegetal que acelera la maduración no solo del propio plátano, sino también de las frutas que tiene cerca. Por eso, la nutricionista recomienda no almacenar plátanos junto a otras frutas climatéricas como la manzana, la pera o el aguacate, ya que todas ellas liberan etileno y se influyen entre sí, haciendo que el proceso se dispare.
Evita guardarlo junto a otras frutas climatéricas, como la manzana, la pera o el aguacate, ya que aceleran aún más su maduración
Durante los meses de verano, este fenómeno se acentúa. El calor y la humedad aumentan la sensibilidad de la fruta al etileno, haciendo que los plátanos pasen de verdes a negros en apenas 48 horas. Además, el calor favorece la oxidación de la piel, lo que provoca que se oscurezca aunque la fruta por dentro siga siendo comestible. Sin embargo, muchas personas los desechan antes de tiempo simplemente por su apariencia.
La buena noticia es que hay una forma muy sencilla de ralentizar este proceso. La nutricionista propone cubrir el tallo del plátano con papel film o papel de aluminio. Es precisamente en esa zona donde más etileno se libera y, al aislarla, se reduce considerablemente la velocidad de maduración. “Tienes que cubrir el tallo del plátano con papel film o papel de aluminio. De esta manera se reducirá muchísimo la cantidad de etileno que libera”, explica la experta.
Para ralentizar la maduración, cubre el tallo del plátano con papel film o papel de aluminio
A este gesto simple puedes sumarle otros consejos como separar los plátanos del racimo para que no se aceleren entre ellos y evitar colocarlos cerca de otras frutas climatéricas, como la manzana, la pera o el aguacate.
Tampoco conviene meter plátanos verdes o poco maduros en la nevera porque el frío interrumpe su maduración natural, estropea su textura y oscurece la piel prematuramente. Lo mejor es dejarlos madurar a temperatura ambiente y solo refrigerarlos cuando ya están listos para comer.
Pequeños gestos como este pueden ayudarte a reducir el desperdicio de alimentos en casa y a conservar por más tiempo una fruta tan versátil y nutritiva como el plátano. Rica en potasio, fibra y antioxidantes, es una fuente de energía ideal para cualquier momento del día. Y si sabes cómo almacenarla bien, puede mantenerse en buen estado incluso con las altas temperaturas del verano.