En el complejo mundo de las relaciones, las señales pueden parecer confusas. Un mensaje que tarda días en ser contestado, ese plan prometido que nunca llega a cumplirse o la atención de la otra persona que siempre parece estar en otra parte. Pero para Mel Robbins, coach reconocida a nivel internacional y autora de La teoría Let Them, las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen. En una de sus últimas publicaciones en reses sociales, Robbins ha lanzado una afirmación que resuena y duele en igual medida: “Cuando alguien no para de enviarte mensajes, pero nunca te propone quedar, significa que no le gustas”.
Vivimos en una época en la que el contacto constante a través de mensajes, redes sociales y notas de voz puede dar la falsa sensación de intimidad. Pero la coach recuerda algo fundamental: el interés verdadero se demuestra con hechos, no solo con palabras. “Si alguien quiere verte, lo sabrás. Si eres una prioridad, lo sabrás”, afirma sin titubeos.

El problema, según la coach, no está en la falta de claridad por parte de los demás, sino en cómo nosotros mismos elegimos interpretar lo que hacen dejan de hacer
El problema, según ella, no está en la falta de claridad por parte de los demás, sino en cómo nosotros mismos elegimos interpretar lo que hacen dejan de hacer. “Tú mismo te confundes cuando empiezas a pensar que quizá están ocupados, que es cuestión de tiempo, o que sus mensajes significan algo más. Pero si no hay planes, no hay interés”, aclara.
Tú mismo te confundes cuando empiezas a pensar que sus mensajes significan algo más. Pero si no hay planes, no hay interés
Este tipo de autoengaño, que muchos practican sin darse cuenta, es lo que lleva a prolongar relaciones unilaterales, donde una de las partes mantiene la esperanza mientras la otra simplemente llena vacíos de aburrimiento. “Déjales que te escriban cuando están aburridos. Déjales que te ilusionen y luego desaparezcan. Porque eso también es una forma de mostrarte exactamente dónde estás tú para ellos”, insiste Robbins.
Pero lejos de invitar al victimismo, su mensaje tiene una intención liberadora: se trata de observar sin justificar, aceptar lo que hay y actuar en consecuencia. “Aquí es donde entran los límites: ¿esto me resulta atractivo? ¿Esto se parece a lo que deseo o merezco? Si no, es un no”, explica.
Déjales que te escriban cuando están aburridos. Porque eso también es una forma de mostrarte exactamente dónde estás tú para ellos
Este tipo de claridad emocional no es fácil, especialmente en una sociedad que nos ha enseñado a esperar, a justificar, a “no ser demasiado exigentes”. Pero Robbins defiende que cuanto antes digas “no” a lo que no encaja contigo, más rápido crearás espacio para que llegue lo correcto. “Cuanto más digas ‘no’ a lo incorrecto, más rápido llegará la persona adecuada”, concluye.
Así que la próxima vez que te encuentres en una situación parecida, en lugar de analizar cada mensaje en busca de señales ocultas, Robbins propone algo más simple: creer en lo que ves, no en lo que te imaginas. Porque, al final, el amor, al igual que el respeto, no se ruega, sino que se nota. Y cuando es real, no hace falta descifrarlo.