David Corbera, psicólogo: “Lamentablemente, nada influye más en nuestro crecimiento que la vida no vivida de nuestros padres”

Salud mental

Algunas personas se sienten atrapadas en la obligación de cuidar a sus madres incluso cuando ya son adultas y eso interfiere en su propio bienestar

David Corbera habla de cómo algunas personas dependen enormemente de sus madres, a las que quieren salvar hasta el punto de olvidarse por completo de sí mismas.

David Corbera habla de cómo algunas personas dependen enormemente de sus madres, a las que quieren salvar hasta el punto de olvidarse por completo de sí mismas.

Terceros

Todos conocemos a ese tipo de persona que suelen tienen esa personalidad más paternal o maternal ante sus semejantes. Adoptan ese rol de “cuidador”, procuran proteger, cuidar y tratar que nada suceda a sus parejas, amigos, compañeros de trabajo… Pero sobre todo, a sus padres. Les “rescatan” en todo momento, a menudo a expensas de su propio bienestar. Una necesidad que suele surgir de una baja autoestima, traumas pasados o patrones familiares disfuncionales.

Un comportamiento que los especialistas en salud mental denominan “síndrome del salvador” y que oculta un vínculo de lealtad inconsciente entre padres e hijos; un mandato invisible que surge por un pasado familiar disfuncional.

Una madre peleando con su hijo adolescente

¿Qué pasa cuando ese mandato invible interfiere en tu propio bienestar?

feliks szewczyk

El psicólogo David Corbera habla de este fenómeno y cómo muchas personas se quedan atrapadas en un bucle por ser “buenos hijos” a costa de su bienestar. Personas que sienten la obligación de acompañar y “salvar” a sus progenitores, en especial a sus madres. Un mandato que, como señala Corbera, no suele decirse en voz alta, pero que “dirige nuestras elecciones de vida sin que lo notemos”.

Según el especialista, este patrón suele aparecer cuando un hijo o una hija ve a su madre como “una mujer sola, no reconocida o eclipsada por la figura de un padre autoritario o ausente”, describe Corbera. “Entonces, el hijo o la hija decide darle lo que el mundo no le dio: atención, compañía, proyectos comunes; entre otras cosas”. El psicólogo,no obstante, advierte que existe un alto precio a pagar por todo esto: renunciar a la propia autonomía.

David Corbera: “Honrar a nuestra madre implica la capacidad de construir una vida distinta, aunque la otra persona no lo entienda”

Entre otras muchas cosas, las personas comienzan a ponerse límites que antes no se habrían impuesto, a tolerar dinámicas de desvalorización sin protestar, a tener dificultades para desarrollar una identidad o para gestionar sus emociones correctamente. “Lamentablemente, nada influye más en nuestro crecimiento que la vida no vivida de nuestros padres”, asegura Corbera. “A veces, por salvar a otros, dejamos de tenernos en cuenta a nosotros mismos”.

David Corbera habla de cómo algunas personas  se sienten atrapadas en la obligación de cuidar a sus madres incluso cuando ya son adultas.

David Corbera habla de cómo algunas personas se sienten atrapadas en la obligación de cuidar a sus madres incluso cuando ya son adultas.

David Corbera - Enric Corbera Institute / YouTube

El psicólogo señala cuatro elementos que, en su experiencia, formarían desde la infancia a este tipo de personas.

  • La presencia de una madre invisibilizada o no reconocida. Una mujer que se esfuerza por todos sin recibir conocimiento, lo que provoca que el niño o niña se erija como el “salvador” de esa mujer.
  • Un padre autoritario o ausente. El niño ve a su padre no implicado emocionalmente, por lo que deja de ser hijo para ser acompañante.
  • La presencia de separaciones conflictivas o traumáticas. Algunos hijos heredan el lugar del cónyuge ausente, aunque no deban ocupar ese lugar.
  • Dependencia emocional de la madre en el hijo. La imposibilidad de distanciarse hace que los hijos vean que sus madres son incapaces de disfrutar de la vida por sí mismas.
David Corbera habla de cómo algunas personas  se sienten atrapadas en la obligación de cuidar a sus madres incluso cuando ya son adultas.

David Corbera habla de cómo algunas personas se sienten atrapadas en la obligación de cuidar a sus madres incluso cuando ya son adultas.

David Corbera - Enric Corbera Institute / YouTube

Sentirse culpable al darse prioridad o responder por encima de las posibilidades reales de uno mismo son solo algunas señales de personas que viven con este síndrome del salvador, que indudablemente afectarán al bienestar de la persona y a sus relaciones interpersonales. 

“Todos queremos honrar a nuestra madre, pero eso no significa repetir su historia ni ocupar el lugar que nadie ocupó”, advierte Corbera. “Honrarla tiene que ver con poder decir: ‘Mamá, te reconozco, pero ahora me toca a mí’. Eso no es egoísmo, es una señal de madurez”.

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