José Abellán, cardiólogo: “Pasar tiempo al aire libre disminuye el cortisol y mejora los niveles de vitamina D, la presión arterial y tu salud cardiovascular”

Bienestar

Caminar en la naturaleza, no solo activa el cuerpo, sino que ayuda a reducir los niveles de estrés; una de las formas para proteger la salud cardiovascular

José Abellán

Dr. José Abellán, especializado en cardiología.

Con la llegada del verano, el deseo de pasar más tiempo al aire libre se hace más intenso: el buen tiempo provoca que las playas se llenen y las actividades al aire libre se convierten en uno de los mejores pasatiempos. Esta temporada no solo invita a desconectar de la oficina, sino también a abandonar los espacios cerrados del día a día para aprovechar la luz solar y reconectar con el entorno natural, que además está demostrado aportar beneficios sustanciales para la salud.

“Pasar tiempo al aire libre, exponernos al sol con cautela y coherencia y disfrutar de la naturaleza parece beneficiar tu sistema cardiovascular”, explica el cardiólogo José Abellán. El experto respalda lo que científicamente ya se ha confirmado: el contacto regular con la naturaleza no solo es placentero, sino que ayuda a prevenir significativamente algunas enfermedades, especialmente se realiza en espacios como la playa o el campo. “Como cardiólogo, muchas veces siento que no somos conscientes del potencial que tiene pasar tiempo al aire libre y en conexión con la naturaleza”, señala.

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Pasar tiempo al aire libre desencadena una serie de respuestas fisiológicas que pueden marcar la diferencia en la salud del corazón. 

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Pasar tiempo al aire libre, exponernos al sol con cautela y coherencia y disfrutar de la naturaleza parece beneficiar tu sistema cardiovascular

José Abelláncardiólogo

Exponernos al sol de forma moderada, caminar por la playa, correr por el campo, o simplemente pasar tiempo al aire libre desencadena una serie de respuestas fisiológicas que pueden marcar la diferencia en la salud del corazón. “Disminuye los niveles de cortisol y la frecuencia cardíaca.”afirma. “Hay mejoras en la presión arterial, un aumento en los niveles de vitamina D y una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca”, añade como beneficios principales.

Uno de los primeros efectos destacables es la disminución del cortisol, conocida también como la hormona del estrés. Cuando estos niveles permanecen elevados en el tiempo, se relacionan con un mayor riesgo de enfermedades coronarias y problemas cardiovasculares. El hecho de estar en contacto con la naturaleza reduce significativamente esta hormona, promoviendo un estado de relajación, además de favorecer la liberación de endorfinas, asociadas con el alivio del dolor, la mejora del estado de ánimo y el fortalecimiento de la autoestima.

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Además, se ha observado una mejora significativa de la presión arterial. De hecho, diversos estudios recientes, incluyendo revisiones publicadas en la revista Environmental Health Perspectives, han mostrado que caminar por entornos naturales regularmente, está asociado con una reducción significativa de la presión arterial sistólica en comparación con quienes realizan actividad física únicamente en espacios cerrados.

La exposición solar moderada incrementa los niveles de vitamina D, una hormona que se produce principalmente a través de la piel cuando recibe luz solar. Aunque es más conocida por su papel en la salud ósea, también está implicada en la función de los vasos sanguíneos y en la regulación del sistema inmunológico, lo que refuerza su papel protector frente a algunas patologías del corazón.

Cualquier actividad al aire libre, aunque sea simplemente pasear para escuchar el canto de los pájaros, combinada con el buen clima, tiene un efecto regulador sobre el estrés, ayudando a reducir la carga emocional que muchas veces se convierte en tensión física.

No solo la ciencia avala esta práctica, también existen investigaciones sobre la terapia forestal, originaria de Japón y  conocida como shinrin-yoku. Esta terapia consiste en pasar tiempo en entornos naturales, especialmente en zonas arboladas. El hecho de caminar entre árboles, incluso tocarlos o abrazarlos, se ha demostrado que reduce los niveles de cortisol y potencia el sistema inmunológico gracias a la exposición de fitoncidas: unos compuestos que los árboles liberan al ambiente y han mostrado tener efectos beneficios sobre la salud mental.

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