Verano, sol, gafas de sol... el combo perfecto para disfrutar del buen tiempo. Pero, en medio de un día soleado, no basta con cualquier par de gafas. Hay quienes confían en ellas para proteger sus ojos, sin saber que, si no son las adecuadas, podrían estar exponiéndose a más riesgos de los que imaginan. En muchos casos, las gafas de sol de baja calidad pueden causar más daño que beneficio, al no ofrecer la protección necesaria frente a los rayos ultravioleta.
El Dr. Laureano Álvarez, oftalmólogo especializado en cirugía de cataratas y cirugía refractiva mediante láser, advierte sobre el impacto que pueden tener unas gafas de sol mal diseñadas. “El sol, ya de por sí, perjudica. De hecho, está relacionado con la aparición más temprana de cataratas y con la degeneración macular, aunque, en general, el sol está vinculado a muchas patologías oftalmológicas. Entonces, yo creo que la gafa de sol debería ser un elemento obligatorio, 100% obligatorio”, explica el Dr. Álvarez en un vídeo.
La gafa de sol mala perjudica mucho más que ayuda. Mi recomendación en cuanto a gafas, siempre es comprarlas en una óptica

Gafas de sol
El problema no solo radica en la exposición directa al sol, sino también en la calidad de las gafas que elegimos para proteger nuestros ojos. De hecho, muchas gafas de sol no filtran adecuadamente la luz ultravioleta, lo que provoca que la pupila se dilate por la sombra que dan, pero sin la protección necesaria. Esto hace que, en lugar de protegernos, las gafas de mala calidad faciliten la entrada de más radiación al ojo, aumentando el riesgo de sufrir daños oculares.
“La gafa de sol mala es peligrosa, y es peligrosa por un hecho: no filtra la luz ultravioleta, pero sí produce sombra. Entonces, ¿qué pasa? Cuando te pones unas gafas de mala calidad, tu pupila se dilata al estar en sombra, y como la gafa no filtra la luz ultravioleta, entra más radiación en el ojo”, explica el doctor.
Así lo apuntó también un estudio publicado en American Journal of Public Health, donde se examinó la eficacia de gafas de sol económicas para bloquear la radiación UV. Aunque las lentes permitían bloquear menos del 2 % de los rayos UVB, usando maniquíes, hasta un 14,1 % de la radiación entraba en los ojos, y si las gafas estaban separadas 6 mm de la frente, el porcentaje alcanzaba entre el 3,7 % y el 44,8 %. Así lo confirmó a su vez un resumen del National Eye Institute (NEI) de junio de 2014 que comenta un estudio (Linetsky et al., J. Biol. Chem., 2014) donde mostraba mecanismos bioquímicos por los cuales la radiación UVA puede dañar las proteínas del cristalino y promover la formación de cataratas.
El sol está relacionado con la aparición más temprana de cataratas y con la degeneración macular
Por tanto, elegir las gafas de sol adecuadas no es solo una cuestión estética. Es crucial asegurarse de que protejan realmente tus ojos. A la hora de comprarlas, es esencial que busques lentes que bloqueen el 100% de los rayos ultravioleta, tanto UVA como UVB. No te dejes engañar por gafas baratas o de dudosa calidad, que pueden ofrecerte una falsa sensación de protección. También, asegúrate de que las gafas sean lo suficientemente grandes para cubrir bien los ojos, y que se ajusten correctamente a tu rostro para evitar que entre luz desde los lados.

Una mujer toma el sol en la playa de la Barceloneta,
Y es que el sol, a pesar de ser una fuente vital de energía, también es uno de los mayores peligros para nuestra salud ocular. La exposición prolongada a los rayos ultravioleta puede acelerar la aparición de cataratas, provocar daño en la retina e incluso aumentar el riesgo de degeneración macular, lo que afecta la visión central. Es importante recordar que los daños causados por el sol no siempre son inmediatos, pero con el tiempo pueden dejar secuelas irreparables. Por ello, proteger tus ojos con buenas gafas de sol es fundamental, no solo en los días de verano, sino durante todo el año.