María Merino, nutricionista: “No existen alimentos buenos y malos, pero sí los hay de mejor o peor calidad nutricional”

Diferencias

La paciente de la nutricionista María Merino consiguió quedarse embarazada tras abandonar la dieta restrictiva y empezar a nutrirse de forma completa y equilibrada

La nutricionista María Merino

Atresmedia

El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.

Uno de los elementos que puede jugar un papel clave es la alimentación, capaz de expandirse en distintas ramas, desde la imagen hasta el estado de nuestros órganos. Verse bien y sentirse bien puede ayudar en momentos de dificultad, pero la relación con la báscula y lo que comemos resulta complicada. Un hecho en el que se detuvo recientemente la nutricionista María Merino, responsable del canal Comiendo con María.

“Y es muy importante entender que no hay alimentos buenos y malos. Ese es el primer mensaje que os tiene que quedar claro. Es eso primero que tenemos que trabajar. Que no existen alimentos buenos y malos. Que la industria nos ha hecho creer o que nos venden esto. De que esto es bueno, esto es malo. Veréis, yo creo que no hay alimentos buenos y malos. Tampoco creo que haya que comer de todo”, explicaba a sus seguidores en un vídeo de TikTok.

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“Cuidado, no confundamos. Pero sí que es cierto que hay alimentos de mejor o peor densidad nutricional o calidad nutricional. Entonces mi dieta, si yo quiero comer sano, tiene que estar basada en aquellos alimentos que tienen una mejor densidad y valor nutricional y tiene que haber poco o ninguno o de forma esporádica alimentos, si es que los hay, de un valor nutricional bajo”, insistía. Unas palabras similares a las que defendía la psicóloga Patricia Ramírez.

Disminuir las sensaciones

“¿Te has visto alguna vez atrapada o atrapado en la constante lucha contra la báscula? ¿Saltando de dieta en dieta con ese nivel de frustración que genera querer controlar la comida y ver que al poco tiempo vuelves a caer otra vez? Muchas dietas prometen cambiar esa mala relación que tenemos con la comida. Pero la relación con la comida no la puede cambiar una dieta. Porque la relación con la comida son conductas, hábitos, que se cambian a través de herramientas psicológicas”, decía.

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“La clave para tener una buena relación con la comida radica en aprender a regular nuestras emociones para que no sea la comida ni la bebida la anestesia que te lleve a sentirte bien a corto plazo. Porque ya sabes tú que al ratito aparece la maldita culpa que te dice que otra vez has caído, que no tienes fuerza de voluntad, que no tienes autocontrol, que nunca conseguirás perder el peso...”, recalcaba.

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