El bienestar físico y emocional es uno de nuestros principales objetivos vitales. Tal y como ocurre con el cuerpo, el cerebro sufre las consecuencias del día, cada uno distinto del anterior. Tan pronto como nos despistamos, podemos sentir dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones. El cuerpo debe estar limpio por dentro y por fuera, pero la mente también merece una atención especial.
La vida, pero, puede llevarnos por distintos derroteros y situarnos frente a momentos y pérdidas difíciles. Un apunte que ha querido recalcar la psicóloga Virginia Frutos, quien divulga con frecuencia sus conocimientos mediante redes sociales. A través de un vídeo compartido en TikTok, la experta en bienestar emocional reflexionaba sobre el proceso de duelo, y cómo las personas pueden gestionarlo en los casos más difíciles.
“El duelo es el camino que recorremos para reaprender a vivir sin lo que ya no está. Algunos puntos importantes sobre el duelo: Es un proceso, lleva tiempo y cada persona lo vive de manera distinta. Implica emociones intensas como tristeza, enojo, culpa, confusión, alivio, miedo o incluso momentos de calma. No es lineal. Podemos avanzar, retroceder, sentirnos bien un día y muy mal al siguiente”, explicaba a sus seguidoras.
“Tiene una función adaptativa. Aunque duele, el duelo es una forma para procesar la pérdida para poco a poco aprender a vivir con ella. No hay un ‘deber ser’. No existe una manera correcta o incorrecta de atravesarlo. Trátate como tratarías a alguien que amas, con ternura, con paciencia y con respeto, recuerda que lo estás haciendo lo mejor que puedes y eso ya es suficiente”, añadía. Una de sus reflexiones más recientes también viraba sobre la necesidad de parar.
Liberar la cabeza
“El problema de estar ocupado todo el tiempo es que perdemos el contacto con nuestro verdadero ser, con nuestro verdadero sentido de vivir, con nuestra capacidad de disfrutar el presente, de sentir tranquilidad, de darnos permisos y de darle el tiempo a nuestro sistema nervioso para parar. Vivir en esta constante actividad nos priva de las pausas necesarias para resetear nuestra mente y para resetear nuestro espacio. Y sin espacio para el no hacer, nos perdemos vivir”, decía.
“El problema de estar ocupado todo el tiempo es que perdemos el contacto con nuestro verdadero ser, con nuestro verdadero sentido de vivir, con nuestra capacidad de disfrutar el presente, de sentir tranquilidad, de darnos permisos y de darle el tiempo a nuestro sistema nervioso para parar. Vivir en esta constante actividad nos priva de las pausas necesarias para resetear nuestra mente y para resetear nuestro espacio. Y sin espacio para el no hacer, nos perdemos vivir”, decía.