El mundo de la medicina avanza a pasos agigantados a cada año que pasa. Las investigaciones se multiplican en distintos países, al mismo tiempo que lugares como el Hospital Clínic de Barcelona innovan constantemente sobre sus tratamientos y métodos de operación. Sin embargo, con frecuencia es el propio cuerpo el que sigue sorprendiéndonos, con capacidades más allá de nuestra comprensión.
Un hecho que Inés Moreno, más conocida como Traumatóloga Geek en redes sociales, ha añadido a su miniserie de crónicas médicas. La divulgadora suele indagar en distintos puntos de la línea temporada para rescatar personajes y ocurrencias de profesión, desde Florence Nightingale hasta el rey Sancho I de León. En esta ocasión, se ha centrado en la capacidad de nuestras articulaciones para sobreponerse a dolores que nos incitan a parar.
“¿Cómo le dices a una persona con dolor que le llevan diciendo toda su vida que lo que tiene que hacer es quedarse sentada en el sillón? Que lo mejor que puede hacer para que no le duela es moverse. Además, el dolor típico de la artrosis es un dolor engañoso porque una artrosis de rodillas, lo que pasa es que cuando yo estoy en frío y empiezo a moverme, tengo un pequeño pico de dolor, pero luego si sigo moviéndome, ese dolor va desapareciendo”, aportaba en el podcast Desafío Éxito.
“Entonces, digamos que lo más difícil en esos dolores es romper la resistencia al dolor y empezar a moverte. Escucha tu cuerpo, si es que al final, tú sabes cuando un dolor es un dolor de resistencia de arranque y luego ya puedes ir haciendo la cosa bien, o cuando es un dolor continuo e invalidante. El problema es que ya no nos escuchamos, ahora es la pastilla, el suplemento...”, insistía. Recientemente, Moreno también destacaba las habilidades del corazón.
Órgano independiente
“Explosión, un ruido seco, como si el aire te partiera por la mitad. Y luego, silencio. Pero no es la paz, es el cuerpo colapsando. Afganistán, 2009. Una patrulla pisa una mina. Un soldado salta por los aires. Y cuando cae, su pecho está abierto como un libro roto. El hueso ha desaparecido. Y ahí, entre sangre, nervio y caos, está su corazón. Fuera del cuerpo. Expuesto y latiendo. Imagínate ver esto, no en una peli, no en The Voice, en la vida real”, se retrotraía.
“Y el tipo está consciente, parpadea, te mira, mientras su corazón se agita y late al aire libre, sin chasis. ¿Por qué no se muere? Pues porque el corazón es el órgano más testarudo de todo el cuerpo humano. No necesita cerebro, no necesita permisos. Tiene su propio sistema eléctrico autónomo, como si tuviera un generador nuclear interno. El nodo sinoauricular, el marcapasos natural, el ritmo de la vida grabado en un músculo”, añadía.


